martes, 8 de abril de 2014

PSICOLOGIA EN CONTEXTOS LEGALES

Alexa Liliana Rodríguez-Padilla.    

La actuación del psicólogo en contextos legales resulta cada vez más frecuente, los aportes que la Psicología puede ofrecer a la comprensión de eventos en donde se transgrede una norma, resultan numerosos.  Sin embargo, en muchos ámbitos aún se desconoce las limitaciones, los alcances y objetivos de un psicólogo que interviene en contextos legales.  Situación que ha generado un aumento de procesos de tipo ético y deontológicos contra psicólogos que trabajan en éstos ámbitos, prueba de ello son las investigaciones que se adelantan en los Tribunales de Ética en Colombia.
   
La Psicología y el Derecho tienen en común su objeto de estudio, es decir, la conducta humana, la primera para comprenderla, la segunda para establecer límites a esa conducta, a partir de las normas.  El Derecho definido como “el conjunto de leyes, preceptos y reglas a quien están sometidos los hombres en su vida social... ciencia que estudia las leyes y su aplicación. Mientras que la Psicología es entendida como la ciencia que estudia el comportamiento humano en el más basto sentido, abarca todas las actividades, sentimientos y razones de las personas” (Echandía, 1999).

La Psicología le ha aportado al derecho dos aspectos fundamentales: la diferenciación individual y los componentes sociales (Urra, 2002).  En un principio el Derecho Natural se fundamentaba en la creencia que la vida social se regía por un orden natural en el que no intervenía el hombre, es decir independiente a la voluntad humana.  Luego emerge el Derecho Positivo, fundamentado en la experiencia, dando trascendencia a la Psicología tanto para la formulación de leyes como para la aplicación de las mismas.

Desde esta perspectiva ambas disciplinan requieren del conocimiento y la comprensión no sólo de la conducta humana sino también de entender cómo esa conducta se desarrolla, cuáles elementos la determinan y cómo puede llegar a producirse cambios en esa conducta o comportamiento humano.  Durante siglos las medidas correctivas o coercitivas como son el internamiento, la privación de la libertad, el encarcelamiento, entre otros, han intentado “corregir” la conducta desviada o antijurídica, lo que la constituye en un delito.  Sin embargo, la evidencia nos muestra que en la gran mayoría de los casos, tales medidas no generan ningún tipo de cambio positivo en la conducta de un individuo.    Un ejemplo de ello son los delitos de tipo sexual, en los cuales el aumento de los años en la pena no incide en la disminución en la ocurrencia de los casos, por el contrario, van en aumento.

La Psicología y el Derecho parten del individuo, como único sujeto responsable de sus actos y conductas, así como de su capacidad para modificarlo.  De acuerdo con el concepto de conducencia, definido por el jurista y psicólogo Muñoz Sabate, como la propiedad de una norma jurídica de provocar una reacción de cumplimiento en los destinatarios de la misma(Muñoz, Bayés, Munné y Bayés-Sopena, 1980), la Psicología puede ayudar al Derecho de dos formas, una interna mejorando la elaboración y refacción legislativa, y la segunda de manera externa desde la función pericial. 

En este mismo orden de ideas el autor plantea tres aproximaciones de la Psicología en relación con el Derecho. Psicología del Derecho: La Psicología es necesaria en el campo del Derecho para que pueda funcionar de manera adecuada debido a que se encuentra lleno de componentes psicológicos.  Psicología en el Derecho: Se trata de una “psicología normativa”, una labor de estudio de las normas jurídicas como estímulos verbales que mueven la realización de las conductas.  Psicología para el Derecho: Aquí se plantea la psicología como ciencia auxiliar del Derecho, la cual permite establecer la verdad de los hechos, la imputabilidad, interpretación de las conductas, etc.  Lo anterior se complementa con las categorías de multidimensional del Derecho, en donde hasta en los casos más insospechado en necesario que el jurista conozca de los métodos psicológicos, como herramienta que permita optimizar la comprensión de los hechos delictivos.

No obstante, al analizar los planes de estudio de las carreras de Derecho encontramos que en su gran mayoría, por no decir que en todos, no se encuentra espacios académicos que permitan conocer y comprender la conducta humana, su funcionamiento, sus alcances y sus afectaciones o alteraciones, siendo éstas quien en la mayoría de los casos se ven involucradas en  los litigios.  Con base en lo anterior, la pregunta a responder resultaría: sí existen tales vacíos a nivel teórico o conceptual, ¿con qué herramientas o sobre qué soportes se toman las decisiones en los procesos jurídicos?.

Las ciencias sociales, al igual que cualquier otra ciencia de la naturaleza, buscan el descubrimiento de las leyes que le permitan controlar el comportamiento de los seres humanos que estudian.  El psicólogo por su parte, emplea sus descubrimientos para tratar de modificar ciertas actitudes o conductas.   Tanto la Psicología como el Derecho, tienen un objeto común de estudio: la Conducta.  Sin embargo, desde lenguajes distintos, el del ser y el del deber ser, el de la imposición y el del descubrimiento.

Un campo de aplicación del psicólogo jurídico de gran relevancia en el área legislativa, es la de asesoría en temas en donde el comportamiento humano tiene incidencia, bien sea en los procesos que implican la comprensión de la conducta humana desde el desarrollo normal del sujeto, o en los casos de una discapacidad cognitiva, madurez psicológica, trastorno mental, entre otro. No existe forma alguna de establecer límites a la conducta humana si no se conoce y se comprende la forma de actuación del ser humano en contextos normales y patológicos.   

Sin embargo, la única salida para la comprensión y la intervención frente a situaciones en donde se encuentra inmersa la conducta humana, sólo se logra desde el trabajo conjunto de dos disciplinas la Psicología y el derecho; unión que ha dado origen a la interciencia denominada Psicología Jurídica.  No obstante, con un camino largo por recorrer y es el de poder generar conocimiento de tipo  interdisciplinario, que permita dar respuestas complejas frente a problemas complejos como los que aquejan a nuestra sociedad Colombiana.

Para el psicólogo jurídico y forense que se desempeña profesionalmente en Colombia debe conocer cuál es su campo de acción y cuáles son los acuerdos a los que ha llegado la comunidad científica en nuestro país en cuanto a su definición, para ello se presenta la creada por los docentes de la Maestría en Psicología Jurídica de la universidad de Santo Tomás, (2009) en Bogotá:  “La Psicología Jurídica es un área aplicada de la Psicología, que estudia e interviene en el comportamiento humano que alcanza implicaciones jurídicas, y propende por la defensa de los Derechos Humanos, la salud mental y el impacto de estas en la sociedad, con el fin de alcanzar y humanizar la justicia”  (Cuerpo docente de los posgrados de Psicología Jurídica Universidad Santo Tomás, 2009, citado por Espinosa, s.f., p. 10).

Para citar este escrito según normas APA:

AL. Rodríguez-Padilla. (8 de abril).  Psicología y Ley.   [Mensaje en un blog]. Recuperado de 
http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.

REFERENCIAS

Echandía, A.  (1999). Antijuricidad. Colombia:  Editorial Temis.
Espinosa, A. (s.f.). Aportes de la Psicología Forense al abordaje de los delitos sexuales. Bogotá, Colombia:  Defensoría del Pueblo.  
Urra, J.  (2002). Tratado de Psicología Forense. Editorial Siglo XX, España.
Muñoz, L.; Bayés, R.; Munné, F. y Bayes-Sopena (1980). Introducción a la Psicología Jurídica. México:  Editorial Trillas.



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