lunes, 3 de marzo de 2014

MALTRATADOR DOMESTICO


Martha Stella Ospino-Rodríguez.       
La motivación principal del maltratador intrafamiliar es mantener el control sobre la víctima.  Se puede pensar que la causa de la violencia es la agresión, sin embargo no es así, el principal objetivo es demostrar poder y ejercer control sobre la víctima.  Para logarlo emplea diversas tácticas como el aislamiento, las amenazas, ocasionales atenciones y gratificaciones para la víctima y diversas demostraciones de omnipotencia, degradación e imposición de demandas triviales.  Estos patrones son similares para los diversos tipos de violencia, ya sea física, emocional, sexual y patrimonial (Alberta Justice and Solicitor General Criminal Justice Division, 2013).
Estas tácticas hacen que la víctima no salga de las relaciones abusivas que pueden ser:
´  Abuso emocional.
´  Amenazas o actos de encierro, abuso sexual o daño físico a la víctima o a sus hijos.
´  Comportamientos de control.
´  Amenaza de suicidio u homicidio.
´  Acoso.
CARACTERÍSTICAS CENTRALES DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
De acuerdo con la National Justice Institute on Domestic Violence (citado por Alberta Justice and Solicitor General Criminal Justice Division, 2013), existen cinco características centrales de la violencia intrafamiliar:
´  La violencia intrafamiliar es un comportamiento aprendido.
´  La VIF generalmente involucra comportamientos repetitivos que acompaña diferentes tipos de abuso.
´  El abusador es quien causa la violencia, no el contenido del abuso, ni la victima ni la relación.
´  Es muy probable que el daño a la víctima y a los niños se incremente al momento de la separación.
´  El comportamiento de la víctima a menudo es una forma de asegurar su supervivencia.

PERFIL DEL MALTRATADOR INTRAFAMILIAR
PRIMERA TIPOLOGÍA
Holtzworth-Munroe y Stuart (1994) establecieron tres tipos de maltratadores:
1.  Hombres violentos sólo en la familia (FO, Family Only), cuyas características sobresalientes son: intensidad moderada de violencia, sin expresiones altas de violencia sexual o psicológica; la violencia en este grupo se restringe a los miembros de la familia y no tienen problemas legales; hay poca evidencia de psicopatología o de desórdenes de personalidad.  Constituyen aproximadamente la mitad de los hombres demandados por abuso en su hogar (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994).
Vásquez (2005) suministra las siguientes recomendaciones de manejo en los casos de violencia intrafamiliar con este tipo de hombres:
·         Retener con el personal de apoyo al posible agresor el máximo de tiempo ya que el mero paso del tiempo tiende a disipar la intención de llevar a cabo la conducta agresiva. Pensar que aunque un agresor se retire de un escenario al ver a las fuerzas de seguridad, nada le impedirá volver más tarde.
·         No intentar convencer, argumentar y aún menos reconvenir a un agresor sobre lo  inconveniente de su conducta. Escuchar de forma neutral de manera que no se sienta juzgado y se exprese de la forma más abierta posible.
·         Apuntar de la forma más objetiva y literal lo que expresa la persona y su conducta no verbal: gestos, expresión corporal, etc.
·         La clave de intervención en crisis en estos casos es escuchar mucho y hablar poco, de forma tranquilizadora, intentando que el agresor no se sienta amenazado, mientras se solicitan refuerzos, si fueran necesarios. En el caso de que la persona se encuentre agitada es necesario reducirla de forma respetuosa y con el mínimo de violencia posible.
·         Si la persona se encuentra bajo los efectos del alcohol o las drogas llevarle ante las autoridades médicas inmediatamente.
·         Es muy importante observar la conducta no verbal y dentro de ella la incongruencia emocional que es un signo claro de alarma. Un desajuste emocional puede estar enmascarando una posible conducta agresiva ulterior.
·         La única ventaja que ofrece es durante las fases de culpa que pueda sentir el maltratador en las que se puede iniciar una intervención terapéutica.
2.  El subtipo disfórico/borderline (DB) con las siguientes características: exhiben niveles moderados de violencia con abuso psicológico y sexual; a pesar que su expresión de violencia se muestra principalmente con los miembros del hogar, también se observa en otros espacios y pueden estar implicados en comportamientos delictivos.  Estos hombres son más disfóricos, con problemas de estrés y emocionalmente volátiles.  Pueden presentar trastornos de personalidad como boderline o límite y esquizoide y niveles moderados de abuso de alcohol hogar.  Este grupo constituye aproximadamente el 25% de los casos de maltratadores domésticos (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994).
¿Qué hacer con este tipo de agresores ante la amenaza de una agresión inmediata?  Vásquez (2005) recomienda:
·         En este caso siempre tomamos muy en serio las amenazas y procedemos a ejercer las acciones para proteger a la víctima: protección judicial y social
·         Tener en cuenta que la mera orden de alejamiento no garantiza en nada la seguridad de la víctima. Si el agresor no obedeciera una orden de alejamiento judicial es urgente proceder a su detención inmediata.
·         Al tratarse de un trastorno de personalidad que sí es abordable de forma terapéutica, pondríamos al agresor inmediatamente en manos de un psicólogo o psiquiatra especializado.
·         En este tipo de agresores son habituales las autolesiones como cortarse las venas o la lengua y gestos dramáticos que pueden acabar en suicidio consumado. Procederemos por tanto a tenerle en todo momento vigilado hasta que sea examinado por un facultativo.
3.  Generalmente violento/antisocial (GVA): presentan niveles de moderada a severa violencia, incluyendo la psicológica y sexual y un alto historial de problemas legales. Es muy probable que tengan dependencia al alcohol y/o drogas y el trastorno de personalidad antisocial o psicopatía.  El porcentaje de casos en este grupo es de aproximadamente el 25% (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994).
Vásquez (2005) plantea como recomendaciones con este tipo de maltratadores:
  • Por ser la motivación del maltratador instrumental y no psicológica se sugiere como medida eficaz la detención preventiva.
  • No se sugiere la mediación  o la psicoterapia puesto que resultarían contraproducentes e ineficaces.
SEGUNDA TIPOLOGÍA
Gottman, Jacobson, Rushe, Shortt, Babcock, La Taillade y Waltz (1995) establecieron la relación entre las respuestas fisiológicas emitidas ante una violencia de pareja.  Como índice de respuesta fisiológica utilizaron la tasa cardiaca y la dilatación pupilar a los cinco minutos de la discusión.  Establecieron dos tipos de hombres violentos. 
El Tipo I, denominado “Cobra” manifestaba una disminución en su frecuencia cardiaca, exteriorizaban mucha agresividad y desprecio hacia la víctima y se comportaban violentamente con otro tipo de personas (amigos, desconocidos, compañeros de trabajo, etc.); presentaban altos índices de comportamiento antisocial, agresión sádica, dependencia al alcohol y las drogas y fueron menos dependientes que el Tipo II.   
El tipo II, denominado “pitbull”, presentaron un aumento en su frecuencia cardiaca ante una discusión de pareja.  Es violento solamente con las personas que ama, “celoso y tiene miedo al abandono, priva a la pareja de su independiencia… vigila y ataca públicamente a su pareja,.. tiene potencial para rehabilitación y no ha sido acusado de ningún crimen” (Velásquez, 2011).  En este tipo de hombres violentos la conducta violenta era impulsiva, una conducta mediatizada por la ira que refleja la incapacidad en el control de los impulsos o en la expresión de los afectos (Torres, Lemos-Giráldez y Herrero, 2013).
A los dos años de seguimiento la tasa de divorcio en el Tipo I fue de 0, en contraste con el Tipo II que fue de 21,5%. 
TERCERA TIPOLOGÍA
Ferrer, Bosch, García, Manassero y Gili (2004), realizaron un meta-análisis de investigaciones realizadas entre 1988 y 1998 que comparaban a maltratadores y no maltratadores.  En este trabajo concluyeron que los hombres que ejercen violencia hacia sus parejas presentan trastornos de personalidad (esquizotípico y depresivo) y otro tipo de trastornos psicopatológicos, abusan del alcohol y/o drogas en mayor medida que los hombres no violentos (Torres, Lemos-Giráldez y Herrero, 2013).
CUARTA TIPOLOGÍA
Echeburúa y Fernández-Montalvo (1997 citado por Torres, Lemos-Giráldez y Herrero, 2013) en España establecieron dos tipos de hombre maltratadores:
1. Los sujetos “violentos con la pareja/estables emocionalmente/integrados socialmente”, equivalentes al tipo normalizado, se caracterizan por violencia limitada a la pareja, menor número de distorsiones cognitivas, menor abuso de drogas, menor presencia de antecedentes penales, mayor autoestima, mayor control de la ira, poca presencia de síndromes clínicos y estilos de personalidad compulsivos, narcisistas e histriónicos. Con un estilo de apego predominantemente seguro, tienen mayor empatía y muestran mayor deseabilidad social.
2. Los sujetos “violentos generalizados/poco estables emocionalmente/no integrados socialmente” se caracterizan por violencia que se extiende más allá de la pareja y presentan antecedentes penales con mayor frecuencia. Estos sujetos están más afectados por síntomas clínicos, tienen más distorsiones cognitivas, dependen más del alcohol/drogas y muestran rasgos de personalidad antisocial, paranoide y negativista.  Asimismo, son más impulsivos y se muestran menos empáticos que los sujetos del grupo anterior, con estilo de apego inseguro u hostil.
QUINTA TIPOLOGÍA
Holtzworth-Munroe, Meehan, Herron & Rehman (2000) encontraron cuatro subgrupos:  limitado al ámbito familiar, disfórico/borderline, generalmente violento/antisocial y antisocial de bajo nivel que se encontraría entre los violentos familiares y el generalmente violento. Este subgrupo tenía puntuaciones moderadas en las medidas de antisocial, violencia conyugal y la violencia en general.
SEXTA TIPOLOGÍA
Fernández-Montalvo y Echeburúa (2008), a falta de datos empíricos que soporten alguna tipología sólida, proponen que los hombre agresores son:
  1. Personas machistas.
  2. Inestables emocionalmente y dependientes, que se vuelven peligrosos si la mujer corta la relación.
  3. Adictos al alcohol o las drogas, en donde la adicción actúa como un desinhibidor.
  4. Hombres con un trastorno de personalidad (los más frecuentemente descritos han sido el trastorno antisocial de la personalidad, el límite y el narcisista) que disfrutan pegando o que, al menos, no tienen inhibiciones para hacerlo.
SÉPTIMA TIPOLOGÍA
Torres, Lemos-Giráldez y Herrero (2013) en la revisión de la literatura científica de estos últimos años sobre agresores de pareja pone de manifiesto: 
  1.  La alta prevalencia de los trastornos de la personalidad entre los hombres que ejercen violencia hacia su pareja. Entre estos trastornos se han encontrado especialmente el borderline, antisocial, narcisista y paranoide
  2. El consumo abusivo de alcohol y otras drogas.
Una vez presentados los perfiles de los hombres maltratadores propuestos por los investigadores, se observa la necesidad de realizar evaluaciones psicológicas juiciosas a los hombres que maltratan a sus esposas, labor que debe realizar un profesional de la Psicología Forense.  Estas evaluaciones deben ser efectuadas con el fin de determinar los factores de riesgo para futuros eventos de violencia y las necesidades de intervención, dado que no todos los abusadores responden al mismo tipo de tratamiento.
Para citar este escrito según normas APA:

MS. Ospino-Rodríguez. (3 de marzo de 2014).  Maltratador intrafamiliar.   [Mensaje en un blog].  Recuperado de 
http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.


REFERENCIAS
Alberta Justice and Solicitor General Criminal Justice Division (2013).  Domestic violence handbook  for Police and Crow Prosecutors in Alberta.   Recuperado de http://www.solgps.alberta.ca/programs_and_services/victim_services/help_for_victims/Publications/Domestic%20Violence%20Handbook.pdf.

Fernández-Montalvo, J. y Echeburúa, E.  (2008).  Trastornos de personalidad y psicopatía en hombres condenados por violencia grave contra la pareja.   Psicothema, 20(2), 193-198.

Gottman, J., Jacobson, N., Rushe, R., Shortt, J., Babcock, J., La Taillade, J. y Waltz, J. (1995). The relationship between heart rate reactivity, emotionally aggressive behavior, and general violence in batterers. Journal of Family Psychology, 9, 227-248.  Recuperado de psycnet.apa.org/journals/fam/9/3/227.html‎.

Holtzworth-Munroe, A, Meehan, J., Herron, K y Rehman, U. (2000).  Testing the Holtzworth-Munroe and Stuart (1994) batterer typology.  Journal of Consulting and Clinical Psychology. 68(6), 1000-1019. doi: 10.1037//0022-006X.68.6.1000

Holtzworth-Munroe, A. y Stuart, G. (1994). Typologies of male batterers: Three subtypes and the differences among them. Psychological Bulletin, 116, 476- 497.  Recuperado de psych.indiana.edu/.../Holtzworth-Munroe_and_Stuart‎

Torres, A., Lemos-Giráldez, S., y Herrero, J.  (2013).  Violencia hacia la mujer: características psicológicas y de personalidad de los hombres que maltratan a su
Pareja.  Anales de Psicología, 29(1), 9-18.  Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16725574002

Vásquez, B.  (2005).  Temas específicos en Psicología Forense:  Malos tratos: el maltrato en la pareja como forma de maltrato global.  En B. Vásquez.  Manual de Psicología Forense.  (pp. 96- 123).  Madrid:  Editorial Síntesis


Velásquez, C.  (2011).  Maltratadores intrafamiliares.  Rasgos y características descriptivas.  En G. Hernández.  Psicología jurídica iberoamericana.  (pp.  309-326).  Bogotá:  Manual Moderno.

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