Martha
Stella Ospino-Rodríguez.
La
motivación principal del maltratador intrafamiliar es mantener el control sobre
la víctima. Se puede pensar que la causa
de la violencia es la agresión, sin embargo no es así, el principal objetivo es
demostrar poder y ejercer control sobre la víctima. Para logarlo emplea diversas tácticas como el
aislamiento, las amenazas, ocasionales atenciones y gratificaciones para la
víctima y diversas demostraciones de omnipotencia, degradación e imposición de
demandas triviales. Estos patrones son
similares para los diversos tipos de violencia, ya sea física, emocional,
sexual y patrimonial (Alberta Justice and Solicitor General Criminal Justice
Division, 2013).
Estas
tácticas hacen que la víctima no salga de las relaciones abusivas que pueden
ser:
´ Abuso
emocional.
´ Amenazas
o actos de encierro, abuso sexual o daño físico a la víctima o a sus hijos.
´ Comportamientos
de control.
´ Amenaza
de suicidio u homicidio.
´ Acoso.
CARACTERÍSTICAS CENTRALES DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
De
acuerdo con la National Justice Institute on Domestic Violence (citado por
Alberta Justice and Solicitor General Criminal Justice Division, 2013), existen
cinco características centrales de la violencia intrafamiliar:
´ La
violencia intrafamiliar es un comportamiento aprendido.
´ La
VIF generalmente involucra comportamientos repetitivos que acompaña diferentes
tipos de abuso.
´ El
abusador es quien causa la violencia, no el contenido del abuso, ni la victima
ni la relación.
´ Es
muy probable que el daño a la víctima y a los niños se incremente al momento de
la separación.
´ El
comportamiento de la víctima a menudo es una forma de asegurar su
supervivencia.
PERFIL DEL MALTRATADOR INTRAFAMILIAR
PRIMERA TIPOLOGÍA
Holtzworth-Munroe
y Stuart (1994) establecieron tres tipos de maltratadores:
1. Hombres violentos sólo en la familia (FO,
Family Only), cuyas características sobresalientes son: intensidad moderada de
violencia, sin expresiones altas de violencia sexual o psicológica; la
violencia en este grupo se restringe a los miembros de la familia y no tienen
problemas legales; hay poca evidencia de psicopatología o de desórdenes de
personalidad. Constituyen
aproximadamente la mitad de los hombres demandados por abuso en su hogar
(Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994).
Vásquez
(2005) suministra las siguientes recomendaciones de manejo en los casos de
violencia intrafamiliar con este tipo de hombres:
·
Retener con el personal de apoyo al posible
agresor el máximo de tiempo ya que el mero paso del tiempo tiende a disipar la
intención de llevar a cabo la conducta agresiva. Pensar que aunque un agresor
se retire de un escenario al ver a las fuerzas de seguridad, nada le impedirá
volver más tarde.
·
No intentar convencer, argumentar y aún menos
reconvenir a un agresor sobre lo
inconveniente de su conducta. Escuchar de forma neutral de manera que no
se sienta juzgado y se exprese de la forma más abierta posible.
·
Apuntar de la forma más objetiva y literal lo
que expresa la persona y su conducta no verbal: gestos, expresión corporal,
etc.
·
La clave de intervención en crisis en estos
casos es escuchar mucho y hablar poco, de forma tranquilizadora, intentando que
el agresor no se sienta amenazado, mientras se solicitan refuerzos, si fueran
necesarios. En el caso de que la persona se encuentre agitada es necesario
reducirla de forma respetuosa y con el mínimo de violencia posible.
·
Si la persona se encuentra bajo los efectos
del alcohol o las drogas llevarle ante las autoridades médicas inmediatamente.
·
Es muy importante observar la conducta no
verbal y dentro de ella la incongruencia
emocional que es un signo claro de alarma. Un desajuste emocional puede
estar enmascarando una posible conducta agresiva ulterior.
·
La única ventaja que ofrece es durante las fases
de culpa que pueda sentir el maltratador en las que se puede iniciar una
intervención terapéutica.
2. El subtipo disfórico/borderline (DB) con las
siguientes características: exhiben niveles moderados de violencia con abuso
psicológico y sexual; a pesar que su expresión de violencia se muestra
principalmente con los miembros del hogar, también se observa en otros espacios
y pueden estar implicados en comportamientos delictivos. Estos hombres son más disfóricos, con
problemas de estrés y emocionalmente volátiles.
Pueden presentar trastornos de personalidad como boderline o límite y
esquizoide y niveles moderados de abuso de alcohol hogar. Este grupo constituye aproximadamente el 25%
de los casos de maltratadores domésticos (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994).
¿Qué hacer con este tipo de agresores ante la
amenaza de una agresión inmediata?
Vásquez (2005) recomienda:
·
En este caso
siempre tomamos muy en serio las amenazas y procedemos a ejercer las acciones
para proteger a la víctima: protección judicial y social
·
Tener en
cuenta que la mera orden de alejamiento no garantiza en nada la seguridad de la
víctima. Si el agresor no obedeciera una orden de alejamiento judicial es
urgente proceder a su detención inmediata.
·
Al tratarse
de un trastorno de personalidad que sí es abordable de forma terapéutica,
pondríamos al agresor inmediatamente en manos de un psicólogo o psiquiatra
especializado.
·
En este tipo
de agresores son habituales las autolesiones como cortarse las venas o la
lengua y gestos dramáticos que pueden acabar en suicidio consumado.
Procederemos por tanto a tenerle en todo momento vigilado hasta que sea
examinado por un facultativo.
3. Generalmente violento/antisocial (GVA):
presentan niveles de moderada a severa violencia, incluyendo la psicológica y
sexual y un alto historial de problemas legales. Es muy probable que tengan
dependencia al alcohol y/o drogas y el trastorno de personalidad antisocial o
psicopatía. El porcentaje de casos en
este grupo es de aproximadamente el 25% (Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994).
Vásquez
(2005) plantea como recomendaciones con este tipo de maltratadores:
- Por
ser la motivación del maltratador instrumental y no psicológica se sugiere
como medida eficaz la detención preventiva.
- No
se sugiere la mediación o la psicoterapia
puesto que resultarían contraproducentes e ineficaces.
SEGUNDA TIPOLOGÍA
Gottman,
Jacobson, Rushe, Shortt, Babcock, La Taillade y Waltz (1995) establecieron la
relación entre las respuestas fisiológicas emitidas ante una violencia de
pareja. Como índice de respuesta
fisiológica utilizaron la tasa cardiaca y la dilatación pupilar a los cinco
minutos de la discusión. Establecieron
dos tipos de hombres violentos.
El
Tipo I, denominado “Cobra” manifestaba una disminución en su frecuencia
cardiaca, exteriorizaban mucha agresividad y desprecio hacia la víctima y se
comportaban violentamente con otro tipo de personas (amigos, desconocidos, compañeros
de trabajo, etc.); presentaban altos índices de comportamiento antisocial,
agresión sádica, dependencia al alcohol y las drogas y fueron menos
dependientes que el Tipo II.
El
tipo II, denominado “pitbull”, presentaron un aumento en su frecuencia cardiaca
ante una discusión de pareja. Es
violento solamente con las personas que ama, “celoso y tiene miedo al abandono,
priva a la pareja de su independiencia… vigila y ataca públicamente a su
pareja,.. tiene potencial para rehabilitación y no ha sido acusado de ningún
crimen” (Velásquez, 2011). En este tipo
de hombres violentos la conducta violenta era impulsiva, una conducta
mediatizada por la ira que refleja la incapacidad en el control de los impulsos
o en la expresión de los afectos (Torres, Lemos-Giráldez y Herrero, 2013).
A
los dos años de seguimiento la tasa de divorcio en el Tipo I fue de 0, en
contraste con el Tipo II que fue de 21,5%.
TERCERA TIPOLOGÍA
Ferrer,
Bosch, García, Manassero y Gili (2004), realizaron un meta-análisis de
investigaciones realizadas entre 1988 y 1998 que comparaban a maltratadores y
no maltratadores. En este trabajo
concluyeron que los hombres que ejercen violencia hacia sus parejas presentan
trastornos de personalidad (esquizotípico y depresivo) y otro tipo de
trastornos psicopatológicos, abusan del alcohol y/o drogas en mayor medida que
los hombres no violentos (Torres, Lemos-Giráldez y Herrero, 2013).
CUARTA TIPOLOGÍA
Echeburúa
y Fernández-Montalvo (1997 citado por Torres, Lemos-Giráldez y Herrero, 2013) en
España establecieron dos tipos de hombre maltratadores:
1.
Los sujetos “violentos con la pareja/estables emocionalmente/integrados
socialmente”, equivalentes al tipo normalizado, se caracterizan por violencia
limitada a la pareja, menor número de distorsiones cognitivas, menor abuso de
drogas, menor presencia de antecedentes penales, mayor autoestima, mayor
control de la ira, poca presencia de síndromes clínicos y estilos de
personalidad compulsivos, narcisistas e histriónicos. Con un estilo de apego
predominantemente seguro, tienen mayor empatía y muestran mayor deseabilidad
social.
2.
Los sujetos “violentos generalizados/poco estables emocionalmente/no integrados
socialmente” se caracterizan por violencia que se extiende más allá de la
pareja y presentan antecedentes penales con mayor frecuencia. Estos sujetos
están más afectados por síntomas clínicos, tienen más distorsiones cognitivas,
dependen más del alcohol/drogas y muestran rasgos de personalidad antisocial,
paranoide y negativista. Asimismo, son
más impulsivos y se muestran menos empáticos que los sujetos del grupo
anterior, con estilo de apego inseguro u hostil.
QUINTA TIPOLOGÍA
Holtzworth-Munroe, Meehan,
Herron & Rehman (2000) encontraron cuatro subgrupos: limitado al ámbito familiar, disfórico/borderline,
generalmente violento/antisocial y antisocial de bajo nivel que se encontraría
entre los violentos familiares y el generalmente violento. Este subgrupo tenía
puntuaciones moderadas en las medidas de antisocial, violencia conyugal y la
violencia en general.
SEXTA TIPOLOGÍA
Fernández-Montalvo
y Echeburúa (2008), a falta de datos empíricos que soporten alguna tipología
sólida, proponen que los hombre agresores son:
- Personas
machistas.
- Inestables
emocionalmente y dependientes, que se vuelven peligrosos si la mujer corta
la relación.
- Adictos
al alcohol o las drogas, en donde la adicción actúa como un desinhibidor.
- Hombres
con un trastorno de personalidad (los más frecuentemente descritos han
sido el trastorno antisocial de la personalidad, el límite y el
narcisista) que disfrutan pegando o que, al menos, no tienen inhibiciones
para hacerlo.
SÉPTIMA TIPOLOGÍA
Torres,
Lemos-Giráldez y Herrero (2013) en la revisión de la literatura científica de
estos últimos años sobre agresores de pareja pone de manifiesto:
- La alta prevalencia de los trastornos de
la personalidad entre los hombres que ejercen violencia hacia su pareja.
Entre estos trastornos se han encontrado especialmente el borderline,
antisocial, narcisista y paranoide
- El
consumo abusivo de alcohol y otras drogas.
Una
vez presentados los perfiles de los hombres maltratadores propuestos por los
investigadores, se observa la necesidad de realizar evaluaciones psicológicas
juiciosas a los hombres que maltratan a sus esposas, labor que debe realizar un
profesional de la Psicología Forense.
Estas evaluaciones deben ser efectuadas con el fin de determinar los
factores de riesgo para futuros eventos de violencia y las necesidades de
intervención, dado que no todos los abusadores responden al mismo tipo de tratamiento.
Para citar este escrito según normas APA:
MS. Ospino-Rodríguez. (3 de marzo de 2014). Maltratador intrafamiliar. [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.
REFERENCIAS
Alberta
Justice and Solicitor General Criminal Justice Division (2013). Domestic violence handbook for Police and Crow Prosecutors in
Alberta. Recuperado de http://www.solgps.alberta.ca/programs_and_services/victim_services/help_for_victims/Publications/Domestic%20Violence%20Handbook.pdf.
Fernández-Montalvo,
J. y Echeburúa, E. (2008). Trastornos de personalidad y psicopatía en
hombres condenados por violencia grave contra la pareja. Psicothema,
20(2), 193-198.
Gottman,
J., Jacobson, N., Rushe, R., Shortt, J., Babcock, J., La Taillade, J. y Waltz,
J. (1995). The relationship between heart rate reactivity, emotionally
aggressive behavior, and general violence in batterers. Journal of Family Psychology, 9, 227-248. Recuperado de
psycnet.apa.org/journals/fam/9/3/227.html.
Holtzworth-Munroe, A, Meehan, J., Herron, K y Rehman, U. (2000). Testing the Holtzworth-Munroe and Stuart (1994) batterer typology. Journal of Consulting and Clinical Psychology. 68(6), 1000-1019. doi: 10.1037//0022-006X.68.6.1000
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Holtzworth-Munroe,
A. y Stuart, G. (1994). Typologies of male batterers: Three subtypes and the
differences among them. Psychological
Bulletin, 116, 476- 497. Recuperado
de psych.indiana.edu/.../Holtzworth-Munroe_and_Stuart
Torres,
A., Lemos-Giráldez, S., y Herrero, J.
(2013). Violencia hacia la mujer:
características psicológicas y de personalidad de los hombres que maltratan a
su
Pareja. Anales
de Psicología, 29(1), 9-18.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16725574002
Vásquez,
B. (2005). Temas específicos en Psicología Forense: Malos tratos: el maltrato en la pareja como
forma de maltrato global. En B. Vásquez.
Manual de Psicología Forense.
(pp. 96- 123). Madrid: Editorial Síntesis
Velásquez, C.
(2011). Maltratadores
intrafamiliares. Rasgos y
características descriptivas. En G. Hernández. Psicología
jurídica iberoamericana. (pp. 309-326).
Bogotá: Manual Moderno.
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