EQUIPO PROFESIONAL

MARTHA STELLA OSPINO R. Magíster en Psicología Jurídica, USTA, Especialista en Psicología de la Salud, UN, Psicóloga, U.N.

JAIRO ALFONSO OSPINO RODRIGUEZ Médico y abogado

QUE ES PSICOLOGIA FORENSE

La Psicología Forense es especialmente útil en la realización de pericias penales, evaluación de presuntos agresores y daño psicológico, valoración para inimputabilidad, elaboración de evaluaciones psicológicas forenses, asesoría técnica en juicio.

USOS DE LA PSICOLOGIA FORENSE

La Psicología Forense ofrece un amplio abanico de usos prácticos especialmente útiles en el ejercicio jurídico tanto para la Defensa como para la Fiscalía.

EXAMEN DEL ESTADO MENTAL

Como testigo experta en juicio, uno de los aspectos que se deben verificar en los informes que otros profesionales de la Psicología forense hayan presentados es la realización del examen juicioso del estado mental de la persona evaluada.

EN EL AMBITO DE LA FAMILIA

La Psicología Forense tiene como acción principal la realización de evaluaciones psicológicas para aportar información especializada y veraz que se convertirá en un medio probatorio para orientar la toma de decisiones judiciales.

lunes, 24 de febrero de 2014

CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR



Martha Stella Ospino-Rodríguez.    
Como se había dicho, la violencia intrafamiliar es definida como el abuso físico, emocional, patrimonial o sexual ejercido por uno de los miembros de la familia a través del dominio, el control o la superioridad; por tanto este delito afecta a cada uno de los integrantes de la familia y a la sociedad en general.  En los niños trae como consecuencias diversos problemas emocionales y de comportamiento, entre las que se encuentran:
·        Depresión
·        Ansiedad.
·        Bajo rendimiento escolar
·        Violencia hacia los pares
·        Violencia hacia la progenitora
·        Existe una mayor probabilidad de ser un hombre golpeador que uno que no sido golpeado porque normaliza la violencia en la familia.
·  La historia de violencia intrafamiliar es un indicador de delincuencia violenta (homicidio) en la juventud y/o  en la edad adulta
En las mujeres, igualmente se pueden presentar problemas emocionales y hasta la muerte.  Las consecuencias físicas pueden ser:
·        Fracturas
·        Hematomas
·        Cicatrices
·        Limitaciones físicas
·        Abortos
A nivel emocional se encuentran: cefaleas, trastornos de sueño, disfunciones sexuales, transtorno somatoformo, agresividad, irritabilidad, inseguridad, ansiedad extrema, depresión, pérdida de autoestima (con sentimientos de culpabilidad asociados), aislamiento social, dependencia emocional, estrés postraumático, dependencia a sustancias psicoactivas, inadaptación en diferentes áreas de la vida como el trabajo, la relación con la familia (cuidado de los hijos, dinámica con padres), área social y sexual, el doble ciego  (Ravazzola, 1999), déficit en la solución de problemas, suicidio y síndrome de la mujer maltratada (Amor, Echeburúa, de Corral, Zubizarreta y Sarasua, 2002; Cobos, 1999, citado en Ospino y Vidal, 2011; Jackson, Petritic-Jackson y Witte, 2002; Pérez, 2002 y, Radford y Hester, 2006).  
En el hombre maltratado también se desencadenan dificultades psicológicas, tales como: trastornos del estado de ánimo como depresión, trastornos de ansiedad con ataques de pánico, baja autoestima, disminución autoconcepto, disminución en el rendimiento laboral, trastornos psicosomáticos, trastornos de sueño (Trujano, Martínez y Benítez, 2002).
A pesar que la violencia hacia el hombre al interior del hogar está aumentando, las cifras reveladas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en el año 2011 muestran que la mujer ocupa el mayor número de casos reportados a nivel nacional de violencia doméstica en Colombia: se reportaron un total de 57.781 casos, de los cuales 51.092 fueron mujeres y 6.669 hombres (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2012). 
Al ser considerado un problema privado y que ocurre al interior del hogar es de difícil demostración, máxime cuando se trata de violencia emocional, sexual o patrimonial.  Por esta razón realicé un estudio en el año 2010, durante los meses de febrero a abril, en el Centro de Atención de la Violencia Intrafamiliar -CAVIF- de Bogotá que tuvo como objetivo determinar las consecuencias de la violencia intrafamiliar en las mujeres que acudían a solicitar una medida de protección. Fue una investigación cuantitativa con diseño no experimental de corte transversal descriptivo con 53 mujeres víctimas a quienes valoré a través de un protocolo consistente en observación directa, entrevista semiestructurada paso a paso, el análisis del expediente y la aplicación de las siguientes pruebas psicológicas: la Escala de Gravedad de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático de Echeburúa, el Inventario de Ansiedad Estado – Rasgo (STAI), el Inventario de Depresión de Beck (BDI) y la escala de Autoestima de Rosenberg (Ospino, 2012).
Los resultados mostraron que  las pericias psicológicas revelan datos de afectación emocional de las mujeres en los siguientes porcentajes: 
AFECTACIÓN EMOCIONAL
PORCENTAJE
(%)
Depresión
85
Ansiedad de estado, rasgo o combinada
98
Baja Autoestima
51
Estrés postraumático
43

Se hallaron los siguientes factores de riesgo relacionados con la pareja:
·        Consumo de alcohol: en el 62% de los casos.
·        Consumo de sustancias psicoactivas: en el 17% de los casos
·        Dificultades para controlar los impulsos agresivos: 96%
·        Comportamiento violento con personas fuera de la familia: 55%
·        Celos: 75%
·        Trastorno mental no diagnosticado: 22%
·        Comportamiento violento en presencia de los hijos: 87%
·        Antecedentes de maltrato infantil: 60% y,
·        Porte de armas: 23%.
Los datos obtenidos corroboran los hallazgos en otras investigaciones y demuestran que la violencia al interior del hogar trae consecuencias emocionales y está asociada a diversos factores que requieren ser intervenidos de manera urgente.
Una de las labor de la Psicología Forenses en los casos de violencia intrafamiliar es determinar el daño emocional producido por la violencia intrafamiliar, que como lo demostró el estudio realizado en el CAVIF afecta a las víctimas de este delito.

Para citar este escrito según normas APA:

MS. Ospino-Rodríguez. (24 de febrero de 2014).  Consecuencias de la Violencia Intrafamiliar. 
[Mensaje en un blog].  Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.

REFERENCIAS
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.  (2012).  Comportamiento de la violencia intrafamiliar Colombia, 2011.  Recuperado de http://www.medicinalegal.gov.co/
Jackson, T; Petritic-Jackson, P & Witte, T (2002).  Mental Health Assessment Tools and Techniques for Working With Battered Women.  En Roberts, A & Roberts, A. (Ed.). Handbook of Domestic Violence Intervention Strategies: Policies, Programs, and Legal Remedies (278-308).  USA: Oxford University Press.  Recuperado el 27 de marzo de 2010, del sitio web http://site.ebrary.com/lib/lablaavirtual/Doc?id=10085252.
Ospino, M.S.  (2012).  Aportes de la Psicología Forense a los casos de violencia de pareja contra la mujer.  Memorias del I Encuentro Internacional de Investigadores de la Universidad Cooperativa de Colombia sede Villavicencio.  ISNN 2322-9616.
Ospino, M.S. y Vidal, C.V.  (2011).  Asociación entre las pericias psicológicas y otros medios probatorios en las decisiones en las Comisarías de Familia de Bogotá (en los casos de violencia de pareja contra la mujer).  Tesis de Maestría no publicada,  Universidad Santo Tomás.  Bogotá, Colombia.
Pérez, A. (2002). Psicopatología de la mujer víctima de violencia doméstica. En Tercer Congreso Virtual de Psiquiatría Interpsiquis 2002. psiquiatría.com.  Recuperado 22 enero de 2010 del sitio webhttp://www.psiquiatria.com/psiquiatria/revista/69/4840/?++interactivo
Radford, L. & Hester, M.  (2006). Mothering Through Domestic Violence.  London, GBR: Jessica Kingsley Publishers.  Recuperado el 27 de Marzo de 2010, del sitio web http://site.ebrary.com/lib/lablaavirtual/Doc?id=10156028.
Ravazzola, M. (1999).  Historias infames: los maltratos en las relaciones.  Buenos Aires: Paidos.
Trujano, P., Martínez, K. y Benítez, J. (2002). Violencia hacia el varón. Psiquis, 33(4), 5-19.

martes, 18 de febrero de 2014

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR




Martha Stella Ospino-Rodríguez.     
La violencia intrafamiliar es definida como el abuso físico, emocional, patrimonial o sexual ejercido por uno de los miembros de la familia a través del dominio, el control o la superioridad.  Veamos varias definiciones dadas por diversas instituciones y autores: La American Psycological Association (2006, citado por Walker, 2000) la define como  “un patrón de abuso, que incluye tanto la violencia física y sexual como el maltrato psicológico y abuso sexual”.  Por su parte,  Fernández et al, (2003) la definen como “Aquellas agresiones que se producen en el ámbito privado en el que el agresor, generalmente varón, tiene una relación de pareja con la víctima.  Dos elementos deben tenerse en cuenta en la definición: la reiteración o habitualidad de los actos violentos y la situación de dominio del agresor que utiliza la violencia para el sometimiento y control de la víctima”.   Echeburúa (1994) dice que la violencia intrafamiliar son “las agresiones físicas, psíquicas, sexuales o de otra índole, llevadas a cabo reiteradamente por parte de un familiar (habitualmente el marido) y que causan daño físico y/o psíquico y vulneran la libertad de otra persona (habitualmente la esposa)”.  Duque, Rodríguez y Weinstein (1990 citados en Larrain, 1994) expresan que es un “fenómeno social que ocurre en un grupo familiar, sea este resultado de una unión consensual o legal, y que consiste en el uso de medios instrumentales por parte del cónyuge o pareja para intimidar psicológicamente o anular física, intelectual o moralmente a su pareja”. La Ley 294 de 1996 modificada por la Ley 575 de 2000 “considera víctima de violencia intrafamiliar a toda persona que en el contexto de una familia sea víctima de daño físico o psíquico, amenaza, agravio, ofensa, tortura o ultraje, o cualquier otra forma de agresión por causa del comportamiento de otro integrante de la unidad familiar”.
En estas definiciones presentadas existen varios elementos en común:
  1. Ocurre al interior del hogar.
  2. Presenta diversas formas.
  3. Sigue un patrón o es reiterativa.
  4. La ejerce quien tiene poder.
  5. Su finalidad es lograr el sometimiento o dominio de la víctima.
El poder puede ser por: (a) edad:  el mayor maltrata al menor:  los adultos a los niños, niñas y adolescentes; (b) género: el hombre a la mujer; (c) recursos económicos:  es víctima quien posee menos ingresos o recursos económicos o (d) condiciones socioculturales: el agresor tiene un nivel social y cultural mayor que la víctima.
Asi mismo de las definiciones dadas se deduce que existen diversos tipos de violencia.  Esta se puede diferenciar por la forma:  física, emocional, sexual o patrimonial.  O por la persona que es víctima, entonces se habla de violencia de pareja, infantil o hacia el anciano o persona adulta mayor.  La violencia física se ejerce sobre el cuerpo a través de un elemento o con el cuerpo mismo o puede ser contra la salud de la víctima: empujones, pellizcos, golpes, quemaduras, envenenamiento, etc.  En la emocional o psicológica se expresan “acciones de violencia verbal, lenguaje corporal de rechazo o descalificación, chantaje emocional” (Ospino, Vidal, Valencia y Oyuela-Vargas, 2012, p. 85).  La violencia sexual ha sido definida por la Consejería Presidencial para la Política Social (2001) como la imposición de actos de orden sexual contra una persona mediante el uso de la fuerza, la amenaza, el chantaje, el soborno, la intimidación o cualquier otro medio que anule o limite la voluntad del otro.  Y la violencia económica y patrimonial es “cualquier acción u omisión orientada al abuso económico, el control abusivo de las finanzas, recompensas o castigos monetarios a las mujeres por razón de su condición social, económica o política… pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o económicos destinados a satisfacer las necesidades de la mujer” (Ley 1257 de 2008, Art. 2 y 3).
La violencia intrafamiliar es determinada por diversos factores: sociales, familiares, de pareja e individuales.  A continuación se van a presentar algunos de estos factores sin pretender ser exhaustiva:
  1. Factores sociales: La situación de violencia social, la desigualdad, la insatisfacción de necesidades básicas y el predominio de condiciones de autoridad patriarcal autoritaria.
  2. Factores familiares: el aprendizaje del inadecuado manejo de la ira, la historia de violencia en familia de origen – normalización de la violencia y condiciones especiales de algún integrante del grupo como discapacidad.
  3. Factores individuales: Bajo nivel de autoestima, actitudes negativas hacia sí mismo, ansiedad, abuso de sustancias, baja adaptación social, irritabilidad, pertenecer a minorías étnicas, dependencia económica, alta impulsividad y baja asertividad.
  4. Factores propios de la pareja: edad de la pareja, uniones temporales, no legalizadas e insatisfacción de la pareja.
Pero, si bien es cierto estos factores vistos, pueden estar presentes en familias en donde se observa la violencia intrafamiliar, también es cierto que existen en familias en las que no se manifiesta este fenómeno.  Entonces, ¿qué explica la violencia intrafamiliar?  Son varias las teorías explicativas a este delito:
  1. Teoría del ciclo de la violencia:  propuesta por la trabajadora social Leonore Walker en el año 1979.
  2. Teoría de la desesperanza o indefensión aprendida
  3. Teoría del Costo-Beneficio
  4. Teoría de Acción Razonada de Fishbein y Ajzen (1975)
  5. Teoría de la dependencia psicológica- Compromiso con el matrimonio
  6. Teoría de la dependencia Económica.
La Teoría del ciclo de la violencia expresa que esta se presenta de manera cíclica compuesta por etapas:  (a) Acumulación de la tensión:  por lo general la mujer acepta la agresión futura y la justifica, niega los acontecimientos que está viviendo, no quiere ayuda.  El varón empieza a incrementar su espíritu posesivo, su actitud sofocante y brutal.  Las peleas se vuelven más frecuentes y largas.  La mujer es incapaz de retornar al equilibrio, está indefensa. (b)  Explosión o incidente agudo:  El agresor adopta un comportamiento fuera de control, su rabia es tal que ciega su comportamiento, la mujer sabe que no puede controlar la ansiedad y el terror y como sabe que viene un periodo de calma y amor, puede llegar incluso a provocar esta segunda etapa para que pase rápido y obtener las ganancias secundarias. (c) Tregua amorosa:  El agresor se da cuenta de que ha llegado muy lejos y trata de enmendar su falta frente a su víctima.  Es una etapa de absoluta calma, él le obsequia regalos, le hace promesas que nunca volverá a ocurrir.  La mujer sueña con lo bello que es el amor y esto es un reforzamiento para mantener esa relación.  El se ha vuelto el agresor fuerte, dependiente y un extraordinario amante (Rodríguez, 2005).
La teoría del coste-beneficio o del inercambio fue adaptada por Gelles (1983) y se basa en la visón económica de costo-beneficio de la conducta.  La violencia se utiliza en tanto que los costos sean menores a los beneficios obtenidos por la acción – legitimización de la violencia.  La legitimización se refleja en la escasez de sanciones para el agresor, lo cual apoya al individuo a ser violento sin ningún costo.
Los beneficios se refieren principalmente a la obtención y mantenimiento del poder del hombre sobre la mujer (Contreras, 2007).
Teoría de Acción Razonada o teoría de expectativa-valor propuesta por Fishbein y Azjen (1975) plantea la relación entre las actitudes (factor personal) y la norma subjetiva (factor influencia social) como determinantes de la intención y del comportamiento mismo.  Se señala que el mejor predictor de la conducta es la intención de llevarla a cabo, es decir, la intención es “predicha” por la actitud hacia ejecutar una conducta y por factores sociales bajo un concepto de razón atribuido y considerando que son comportamientos voluntarios (Palacios, 2009).  (Ver figura 1)
Figura 1.  Teoría razonada de Fishbein y Ajzen para la violencia intrafamiliar



Para citar este escrito según normas APA:

MS. Ospino-Rodríguez. (18 de febrero de 2014).  Violencia intrafamiliar.   [Mensaje en un blog].  Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.

REFERENCIAS
Cerezo, A.  Las víctimas de lao violencia doméstica.  En E. Baca, E. Echeburúa y J. Tamarit.  Manual de victimología.  (pp. 164-190).  Madrid: Tirant lo Banch.
Consejería Presidencial para la Política Social. (2001). Reflexiones para la Intervención en la Problemática Familiar. Módulo IV: Violencia Intrafamiliar. Bogotá: Consejería Presidencial para la Política Social/ PNUD.
Contreras, J.  (2008).  La legitimidad social de la violencia contra la mujer en la pareja. Un estudio cualitativo con varones en la ciudad de México.  En R. Castro e I. Casique.  Estudios sobre cultura, genero y violencia contra las mujeres.  (pp.41-80).  Mexico: Universidad Autónoma de México.  Recuperado de http://books.google.com.co/
Echeburúa, E. (1994). Personalidades violentas. Madrid: Piramide.
Fernández, M., Velásquez, S. Buitrago, F.; Ciurana, R.; Chocron, L. García, J., Montón, C.,  Redondo, M. & Tizón, J. (2003). Violencia doméstica. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo. Recuperado el 2 de marzo de 2010, del sitio web  http://www.msc.es/ciudadanos/violencia/docs/violencia_domestica.pdf
Labrador, F., Paz, P., De Luis, P., y Fernández-Velasco, R.  (2004).  Mujeres víctimas de la violencia doméstica.  Programa de actuación.  Madrid:  Pirámide
Larrain, S. (1994). La violencia puertas adentro: la mujer golpeada. Santiago de Chile Editorial Universitaria.
Ley 294. Normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar, Julio de 1996
Ley 1257 de diciembre de 2008. Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de Procedimiento Penal, la ley 294 de 1996 y se dictan otras disposiciones.
Ospino, M.S., Vidal, C.V., Valencia, O. y Oyuela-Vargas, R.  (2012). Pericias psicológicas y otros medios probatorios en las decisiones en las comisarías de familia de Bogotá: casos de violencia de pareja contra la mujer.  Diversitas: Perspectivas Psicológicas.  (85-99), 8(1).
Rodríguez, L.  (2005).  Victimología.  Estudio de la víctima.  México: Editorial Porrúa.
Walker, L. (2000). The Battered Woman Syndrome. 2da Ed. New York: Springer.
















martes, 11 de febrero de 2014

LA SIMULACION DENTRO DEL AMBITO FORENSE: UN ASPECTO QUE NO SE PUEDE DESCUIDAR DURANTE UN PERITAJE

Alexa Liliana Rodríguez-Padilla.  

La simulación es un tipo de conducta tan antigua como la humanidad, datos históricos señalan que ha existido en todas las épocas y civilizaciones. Etimológicamente, la palabra simulación proviene del latín simulatio, lo que significa acción de simular o imitar lo que no es.   En el ámbito forense el simular trastornos mentales, es una situación cuya aparición se hace cada vez más frecuente, lo que exige un mayor conocimiento sobre dicha problemática, así como la implementación de estrategias metodológicas y de intervención que posibiliten identificar, con prontitud, este tipo de conductas durante el peritaje.

El tema de la simulación es una problemática que requiere un sólido bagaje teórico y entrenamiento por parte del perito, al momento de realizar un diagnóstico dentro del ámbito forense.  Para ello, el profesional debe desarrollar mecanismo especiales, imposibles de prever por parte del evaluado, actividad que requiere una buena capacidad de observación, análisis, suspicacia científica y sobre todo buen ingenio personal.

La simulación no es un diagnóstico psiquiátrico sino una acusación, es por ello que en las clasificaciones actuales se encuentra fuera de los manuales diagnósticos y sólo aparece en el aparte de problemas adicionales que pueden ser objeto de atención clínica.  Teniendo en cuenta que el fingirse enfermo es una conducta engañosa intencional, no un desorden médico o psiquiátrico, la evaluación debe estar orientada a establecer posibles ganancias de tipo secundario por parte del paciente.  (Rojo, 1999).

Dependiendo de la disciplina que aborde el tema de la simulación existen diversas definiciones, sin embargo, es desde la psicología donde se proporciona una de las más completas.  Según González, (1991) la simulación, es una mentira plástica, mediante la cual el sujeto puede fingir, alegar, exagerar, falsear el origen y disimular una enfermedad física y/o psicológica, con el objeto de engañar a otros, mediante un esfuerzo mantenido, durante un tiempo determinado, con el objetivo de conseguir un beneficio o provecho inmediato.  Otros autores, lo definen como un proceso psicológico el cual se caracteriza por la decisión consciente de reproducir trastornos patológicos valiéndose de la imitación y cuya intención es engañar. 

Ambas definiciones coinciden en algunos aspectos, el primero de ello, es la clara intención de engañar con el objeto de conseguir un beneficio, el cual generalmente, es de tipo económico.  Con base en lo anterior, se plantean tres características propias del proceso de simulación: 

1.   Voluntariedad consciente del fraude.
2.   Imitación de trastornos patológicos o sus síntomas.
3.   Finalidad utilitaria, beneficio o provecho para el simulador.


A pesar de las diversas definiciones en cuanto al concepto de simulación, los autores coinciden en que la intención de reproducir síntomas patológicos que el individuo no posee, se realiza de una manera consciente y el obtener un beneficio secundario, es la finalidad. Entre los indicadores orientadores de simulación, se proponen los siguientes  (Rojo, 1999; Urra, 1997; Delgado,  2001; Muñoz y Paul, 2001; Esbec y Gómez-Jarabo, 1999):

§  El síndrome simulado es atípico y la sintomatología es contradictoria y no se ajusta a las descripciones clínicas. Por ejemplo, aparición de síntomas sin evidencia previa de lesión.

§  Falta de consistencia entre las quejas aducidas por el evaluado y las actividades habituales en las que se ve inmerso. Por ejemplo, sentimientos depresivos pero un normal desempeño en su área social.

§  Incongruencia de las quejas somáticas con los datos de la historia clínica, exploración psicopatológica y el diagnóstico. Así como poca cooperación durante la exploración y poco cumplimiento terapéutico.

§  Exageración de cualquier síntoma real para conseguir el máximo beneficio.

§  Excesivo esfuerzo del paciente en establecer un vínculo causal entre las alteraciones que presenta y un acontecimiento traumático previo.

§  El simulador con frecuencia dice “ser loco”. Se combinan síntomas opuestos (por Ej.: en pacientes con “supuestos” problemas de memoria se combinan con aluci­naciones auditivas).

§  Mala disposición para la entrevista, evidenciándose el deseo no disimulado de terminar rápidamente.  Durante la exploración son frecuentes las respuestas evasivas, sobre todo, si la pregunta va dirigida a una cuestión crucial para el simulador.

§  Mala disposición, para la realización de pruebas psicométricas complementarias. Así como discrepancia entre los resultados de las pruebas que evalúan el mismo proceso. Baja fiabilidad test-retest


§  Cada simulador actúa de acuerdo con sus capacidades psíquicas; en personas con un coeficiente intelectual bajo, la simulación suele ser claramente evidenciable, caso contrario sucede con los que poseen un alto coeficiente intelectual.

§  La enfermedad tiene posibilidades de permitir la evasión de responsabilidades legales (posible reclusión). El simulador, puede afirmar o mostrar una incapacidad para trabajar pero mantiene la capacidad para su esparcimiento, como por ejemplo, disfrutar del teatro, ver la tele­visión, jugar a las cartas, etc.

§  Sobreactuación clínica: cuadro clínico muy llamativo, con gran riqueza de síntomas o con síntomas muy sofisticados. El entrevistado recrea su sintomatología con facilidad y los delirios son inusualmente verbalizados. 

§  No se observa implicación emocional cuando se verbaliza su sintomatología. Ausencia de sintomatología sutil, sólo se fingen los síntomas más conocidos.


Otra de las estrategias que podrían facilitar la labor del forense, al momento de establecer si se encuentra frente a la presencia de un posible simulador son las planteadas por Torres (2002).

1.   Efecto Suelo: cuando el acusado falla incluso en aquellas tareas que podría completar con éxito una persona con un significativo deterioro, no previendo que son respuestas en extremo sencillas.

2.   Curva de Rendimiento: fallar en respuestas muy fáciles y, por el contrario, acertar en aquellas consideradas como difíciles.

3.   Evaluación de Validez Sintomática: pruebas de tareas de elección forzada  cuando el rendimiento se halla por debajo del esperado.

4.   Secuelas Psicológicas Asociadas: cuando el sujeto realiza una atribución de muchos síntomas psicológicos o actitudes que son atípicas a su déficit.

A pesar que muchos conceptos apuntan a que la simulación es una conducta humana encaminada a la obtención de un beneficio, algunos autores plantean  la existencia de un trasfondo anómalo o patológico en algunos casos.   De ahí que una búsqueda constante de la verdad y una activa desconfianza deben caracterizar el desempeño del perito en su labor pericial.

Esbec y Gómez, (1999), proponen algunos aspectos a tener en consideración:

1.   Descartar Patología, cuando en cuadro no encaja en la nosología. Para ello es necesario realizar:
a.   Anamnesis exhaustiva.
b.   Examen clínico meticuloso.
c.    Pruebas complementarias.

2.   Descartar Trastornos Facticios con síntomas psicológicos.

3.   Descartar factores de riesgo de simulación:
a.   Incentivo externo.
b.   Trastorno antisocial de la personalidad.
c.    Posibilidades de metasimulación.

4.   Detectar signos de sospecha, para ello es necesario la:
a.   Exploración clínica.
b.   Aplicación de pruebas complementarias.

5.   Abordaje directo del probable simulador:
a.   Confrontación.
b.   Confesión.


Los simuladores presentan síntomas subjetivos y vagos, pueden quejarse continuamente describiendo que los síntomas alteran su vida normal.  Suelen acudir a los mejores doctores, que en ocasiones suelen ser los más confiados y quizás los más fáciles de engañar, pagan de forma inmediata todas las visitas y exploraciones, incluso aunque sean excesivas, para impresionar a los médicos con su integridad. (Kaplan, 1998 citado por Figuerido, 2001).

En ocasiones algunos médicos o incluso abogados creen que pueden diagnosticar simulación, no se trata de un proceso simple, sino por el contrario requiere de una evaluación compleja del cliente, así como una vasta experiencia por parte de quien evalúa (Bronce, 1999).  A pesar que en la actualidad se siguen realizando reformas a los sistemas de procedimiento penal, el tema de la simulación no se ha logrado erradicar del ámbito de la psicopatología forense y, por el contrario, los casos que se presentan son cada vez más elaborados lo que requiere, para su detección un mejor entrenamiento, por parte del perito, así como un sólido bagaje teórico, en cuanto al tema de la psicopatología.
  
En la actualidad, a pesar de contar con técnicas de avanzada como es la neuroimagen, dichas técnicas aun se encuentran lejos de poder arrojar un diagnóstico diferencial entre la simulación y otras alteraciones cognitivas. De acuerdo con lo anterior y teniendo en cuenta que se carece de una prueba diagnóstica que confirmen, sin motivo a error la simulación de déficits cognitivos, el juicio clínico del experto, seguirá constituyéndose en la mejor herramienta.

Teniendo en cuenta la confluencia de factores propuestos como indicadores de sospecha de simulación, los diferentes autores coinciden en que el simulador siempre va estar motivado por un incentivo externo, en la gran mayoría de los casos de tipo económico.  Para ello, Delgado (2001) propone algunos elementos que deben estar presentes dentro de la metodología de intervención, al momento de establecer simulación de enfermedades psiquiátricas y describe como aspectos fundamentales:

-         Poseer sólidos conocimientos respecto a las enfermedades mentales.
-         Realizar una observación larga y sostenida del evaluado.
-         Paciencia y calma absoluta frente a la terquedad del simulador.
-         Estudiar detenidamente los antecedentes penales del sujeto, la naturaleza y detalles del delito que ha cometido.
-         Analizar las conductas y el estado del evaluado antes, durante y después del hecho.
-         Realizar una buena anamnesis y exploración clínica.

Para citar este escrito según normas APA:
AL. Rodríguez-Padilla. (11 de febrero de 2014).  La Simulación dentro del ámbito Forense: un aspecto que no se puede descuidar durante un peritaje [Mensaje en un blog].  Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.


Referencias

BRONCE, A. (1999). The Detection of Malingering and Deception.  www.masspsy.com/columnists/brown-9912.html

DELGADO, S. (2001).  Simulación en Psiquiatría Forense: el diagnóstico médico.  Santiago Delgado.  Lecciones de Medicina Legal.  Universidad Complutense de Madrid.  Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria. 

ESBEC, E. y GOMEZ-JARABO, G. (1999). Signos de sospecha en la simulación de los Trastornos Mentales. Revista Española de Psicología Forense, Psicología Forense y Criminología. Editorial Díaz de Santos, No. 8, 1999. Madrid.

FIGUERIDO, J. (2001).  Engaño, Enfermedades Autoinflingidas y Simulación.  Revista Salud Global. Año 1. Número 1.

GONZALEZ, J. (1991).  Simulación y Psicología Clinico-Forense. Revista de Medicina Legal de Costa Rica. 8 (2), 39-43.


MUÑOZ, J. y PAUL, N. (2001).  La Detección de los Posibles Casos de Simulación después de un Traumatismo Craneoencefálico.  Revista de Neurología, Vol. 32 (8): 773-778.

ROJO, J. (1999).  Interconsultas Psiquiátricas.  Editorial Biblio STM

TORRES, J. (2002).  El Estado Mental del Acusado (I): Psicopatología Forense. En M. Soria, Manual de Psicología Penal Forense. Barcelona: Atelier.

URRA, J. (1997).  Violencia. Memoria Amarga. Madrid:

lunes, 3 de febrero de 2014

INFORME PERICIAL PSICOLOGICO 1a. Parte.


Martha Stella Ospino-Rodríguez.  
El Código de Procedimiento Penal colombiano en el artículo 242 define perito como “el asesor especializado experto en determinada ciencia, arte o técnica, designado por entidades oficiales o privadas”.  Este asesor especializado lo puede ser en el comportamiento humano, en cuyo caso el profesional de la Psicología expresará su opinión pericial en un informe pericial que deberá tener algunos apartados y características para considerarse de buena calidad.
El informe psicológico es entendido como “un resumen detallado por escrito (…) de todo el proceso llevado a cabo para realizar una evaluación psicológica, desde la determinación de unos objetivos concretos, la fijación de las áreas psicológicas pertinentes que conduzcan al esclarecimiento de dichos objetivos, la metodología empleada para analizar éstas áreas, los resultados obtenidos y su significación, y las conclusiones finales a las que llegan tras englobar todo el proceso anterior” (Jiménez y Bunce, 2006, p. 149).   En el campo jurídico el informe pericial es la base de la prueba pericial.
El objetivo de una prueba pericial es “proporcionar la información necesaria al Juez (operador de justicia) y a las partes sobre la evaluación científica de las alteraciones o trastornos psíquicos y establecer su puesta en relación con la cuestión legal de que se trate” (Tiffón, 2008, p. 53)
Obsérvense los elementos planteados por Tiffon:
1.          La información debe ser la que requiere el operador de justicia o las partes (abogado de la defensa o fiscalía), por tanto se deberá realizar la pericia psicológica teniendo en cuenta la petición del operador de justicia y las posibilidades que aporta la psicología como ciencia.
2.          La evaluación deberá ser científica, basada en las técnicas y teorías aprobadas por la comunidad científica de la Psicología.
3.          Según Tiffon, el perito se pronuncia sobre trastornos psíquicos; sin embargo no necesariamente debe hacerlo sobre trastornos. Sí sobre comportamientos, sobre personalidad, es decir sobre tópicos que maneja la Psicología.
4.          La información que el psicólogo presenta debe estar en relación con la cuestión legal de que se trate, ya que la pericia se deriva de una petición del operador de justicia dentro de un proceso judicial.
Si bien es cierto el psicólogo trabaja sobre intencionalidad y otra serie de aspectos subjetivos, en el área del derecho sólo se pronuncia sobre tópicos que pueda demostrar a través de la investigación científica, porque la prueba pericial es una prueba que como tal servirá para brindar elementos de defensa o de acusación.
Los tribunales de justicia solo quieren “hechos”, observaciones, inferencias y conclusiones y opiniones de perito aunque no sean sólo datos científicos y técnicos sino sociales, morales y por supuesto legales (Sicard, 2011), sin embargo todos ellos con apoyo en la comunidad científica.
 La comunidad científica, ha establecido las siguientes características en los informes periciales:
1.  Su tecnicidad y claridad, esto es, el profesional de la Psicología debe proceder de manera técnica y objetiva, de ahí que este es el primer elemento reseñado dentro de las características; la ciencia del comportamiento humano se basa sobre objetos observables y demostrables, bajo unos lineamientos teóricos y técnicos que le dan ese carácter científico.
2.  La labor que le cabe desarrollar al perito psicólogo en el ámbito jurídico, suele ser: “precisa, clara, con un lenguaje y conocimientos certeros” (Bustos, 2004 citado en Amato, 2004). Es decir, debe evitar ambigüedades; dado que es un profesional que presenta su procedimiento, técnica, metodología y conceptos a no legos de la Psicología deberá ser claro y expresarse en un lenguaje certero.
 3.  Los informes periciales también han de adecuarse a las leyes relacionadas con la materia que se está peritando y revelar el proceso psicodiagnostico.  “El informe debe adecuarse a las leyes, según la materia del informe sea Penal o Civil o en el campo de Menores.  El psicólogo debe manejar los artículos correspondientes de la Ley de Peritos” (Vásquez, 2005, p. 30).
4. Este tipo de informes, a diferencia de los del área clínica, no se realizan con fines de establecer las necesidades de tratamiento, pero si deben revelar cuál es el proceso realizado en la evaluación diagnóstica y revelar el diagnóstico final.
5. Es el resultado de un proceso diagnóstico:  Se ha de proceder de una forma técnica, y con ello de la forma más objetiva posible” (Vásquez, 2005, p- 30).
6.  Adicionalmente deben ser replicables, por ello "todas las operaciones que hayamos realizado deben constar en el capítulo dedicado a la metodología del informe" (Vásquez, 2005, p.30).  La idea que el informe pericial debe ser replicable es válida, necesaria y da sentido al informe, ya que dentro de éste el psicólogo va a basar las conclusiones siempre en los resultados obtenidos a partir de las operaciones mencionadas en la metodología. Si bien es cierto no es del todo replicable porque no es un experimento si debe mostrar el procedimiento llevado a cabo para que otro profesional de la Psicología lo pueda repetir en caso que lo desee, teniendo en cuenta que en el caso están implicadas muchas variables incontroladas las cuales van cambiando a lo largo del proceso judicial. De ahí que solo se habla del momento concreto en que se realizó la pericia y no se podrá generalizar (Vásquez, 2005).
 7.  En este tipo de informes "las conclusiones no son extrapolables a otras situaciones en que las variables presentes cambien o para otros fines que los establecidos por el juez en la propia pericia" (Vásquez, 2005, pp.30-31).
 8.  El informe pericial deberá ceñirse a las Normas APA en su presentación escrita. Las normas de la Asociación de Psicología Americana dan claridad y rigor en la presentación de los escritos, permitiendo al lector tener certeza del autor y obra que se cita, con el fin de poder profundizar y verificar lo escrito, entre otras ventajas.
Estos aspectos del informe pericial psicológico también son tratados en el Objeto de Aprendizaje publicado por la autora en la Biblioteca de Objetos de Aprendizaje de la Universidad de Antioquia.  Link:  http://aprendeenlinea.udea.edu.co/ova/?q=node/805.

Para citar este escrito según normas APA:

MS. Ospino-Rodríguez. (3 de febrero de 2014).  El Informe Pericial Psicológico. 1ª. Parte.  
[Mensaje en un blog].  Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.

REFERENCIAS 
Amato, M.I.  (2004).  La pericia psicológica en violencia familiar.  Buenos Aires: Ediciones Roca.

Código de Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004.

Jiménez, E.M. y Bunce, D.  (2006).  Informe psicológico.  En J.C. Sierra, E.M. Jiménez y G. Buela-Casal (coords).  Psicología forense: manual de técnicas y aplicaciones.  (pp. 148-156).  Madrid:  Biblioteca Nueva.

Sicard, R. (2011).  El perito  psicólogo y la prueba pericial psicológica:  Fundamento de la eficiencia judicial en –Colombia.  En G. Hernández. Psicología Jurídica Iberoamericana (pp. 231-282).  Bogotá: Editorial Manual Moderna.

Tiffón, B. (2008).  Manual de consultoría en Psicología y psicopatología clínica, legal, jurídica, criminal y forense.  Barcelona: Bosch Editores.

Vásquez, B.  (2005).  Manual de Psicología ForenseMadrid: Editorial Sintesis