martes, 11 de febrero de 2014

LA SIMULACION DENTRO DEL AMBITO FORENSE: UN ASPECTO QUE NO SE PUEDE DESCUIDAR DURANTE UN PERITAJE

Alexa Liliana Rodríguez-Padilla.  

La simulación es un tipo de conducta tan antigua como la humanidad, datos históricos señalan que ha existido en todas las épocas y civilizaciones. Etimológicamente, la palabra simulación proviene del latín simulatio, lo que significa acción de simular o imitar lo que no es.   En el ámbito forense el simular trastornos mentales, es una situación cuya aparición se hace cada vez más frecuente, lo que exige un mayor conocimiento sobre dicha problemática, así como la implementación de estrategias metodológicas y de intervención que posibiliten identificar, con prontitud, este tipo de conductas durante el peritaje.

El tema de la simulación es una problemática que requiere un sólido bagaje teórico y entrenamiento por parte del perito, al momento de realizar un diagnóstico dentro del ámbito forense.  Para ello, el profesional debe desarrollar mecanismo especiales, imposibles de prever por parte del evaluado, actividad que requiere una buena capacidad de observación, análisis, suspicacia científica y sobre todo buen ingenio personal.

La simulación no es un diagnóstico psiquiátrico sino una acusación, es por ello que en las clasificaciones actuales se encuentra fuera de los manuales diagnósticos y sólo aparece en el aparte de problemas adicionales que pueden ser objeto de atención clínica.  Teniendo en cuenta que el fingirse enfermo es una conducta engañosa intencional, no un desorden médico o psiquiátrico, la evaluación debe estar orientada a establecer posibles ganancias de tipo secundario por parte del paciente.  (Rojo, 1999).

Dependiendo de la disciplina que aborde el tema de la simulación existen diversas definiciones, sin embargo, es desde la psicología donde se proporciona una de las más completas.  Según González, (1991) la simulación, es una mentira plástica, mediante la cual el sujeto puede fingir, alegar, exagerar, falsear el origen y disimular una enfermedad física y/o psicológica, con el objeto de engañar a otros, mediante un esfuerzo mantenido, durante un tiempo determinado, con el objetivo de conseguir un beneficio o provecho inmediato.  Otros autores, lo definen como un proceso psicológico el cual se caracteriza por la decisión consciente de reproducir trastornos patológicos valiéndose de la imitación y cuya intención es engañar. 

Ambas definiciones coinciden en algunos aspectos, el primero de ello, es la clara intención de engañar con el objeto de conseguir un beneficio, el cual generalmente, es de tipo económico.  Con base en lo anterior, se plantean tres características propias del proceso de simulación: 

1.   Voluntariedad consciente del fraude.
2.   Imitación de trastornos patológicos o sus síntomas.
3.   Finalidad utilitaria, beneficio o provecho para el simulador.


A pesar de las diversas definiciones en cuanto al concepto de simulación, los autores coinciden en que la intención de reproducir síntomas patológicos que el individuo no posee, se realiza de una manera consciente y el obtener un beneficio secundario, es la finalidad. Entre los indicadores orientadores de simulación, se proponen los siguientes  (Rojo, 1999; Urra, 1997; Delgado,  2001; Muñoz y Paul, 2001; Esbec y Gómez-Jarabo, 1999):

§  El síndrome simulado es atípico y la sintomatología es contradictoria y no se ajusta a las descripciones clínicas. Por ejemplo, aparición de síntomas sin evidencia previa de lesión.

§  Falta de consistencia entre las quejas aducidas por el evaluado y las actividades habituales en las que se ve inmerso. Por ejemplo, sentimientos depresivos pero un normal desempeño en su área social.

§  Incongruencia de las quejas somáticas con los datos de la historia clínica, exploración psicopatológica y el diagnóstico. Así como poca cooperación durante la exploración y poco cumplimiento terapéutico.

§  Exageración de cualquier síntoma real para conseguir el máximo beneficio.

§  Excesivo esfuerzo del paciente en establecer un vínculo causal entre las alteraciones que presenta y un acontecimiento traumático previo.

§  El simulador con frecuencia dice “ser loco”. Se combinan síntomas opuestos (por Ej.: en pacientes con “supuestos” problemas de memoria se combinan con aluci­naciones auditivas).

§  Mala disposición para la entrevista, evidenciándose el deseo no disimulado de terminar rápidamente.  Durante la exploración son frecuentes las respuestas evasivas, sobre todo, si la pregunta va dirigida a una cuestión crucial para el simulador.

§  Mala disposición, para la realización de pruebas psicométricas complementarias. Así como discrepancia entre los resultados de las pruebas que evalúan el mismo proceso. Baja fiabilidad test-retest


§  Cada simulador actúa de acuerdo con sus capacidades psíquicas; en personas con un coeficiente intelectual bajo, la simulación suele ser claramente evidenciable, caso contrario sucede con los que poseen un alto coeficiente intelectual.

§  La enfermedad tiene posibilidades de permitir la evasión de responsabilidades legales (posible reclusión). El simulador, puede afirmar o mostrar una incapacidad para trabajar pero mantiene la capacidad para su esparcimiento, como por ejemplo, disfrutar del teatro, ver la tele­visión, jugar a las cartas, etc.

§  Sobreactuación clínica: cuadro clínico muy llamativo, con gran riqueza de síntomas o con síntomas muy sofisticados. El entrevistado recrea su sintomatología con facilidad y los delirios son inusualmente verbalizados. 

§  No se observa implicación emocional cuando se verbaliza su sintomatología. Ausencia de sintomatología sutil, sólo se fingen los síntomas más conocidos.


Otra de las estrategias que podrían facilitar la labor del forense, al momento de establecer si se encuentra frente a la presencia de un posible simulador son las planteadas por Torres (2002).

1.   Efecto Suelo: cuando el acusado falla incluso en aquellas tareas que podría completar con éxito una persona con un significativo deterioro, no previendo que son respuestas en extremo sencillas.

2.   Curva de Rendimiento: fallar en respuestas muy fáciles y, por el contrario, acertar en aquellas consideradas como difíciles.

3.   Evaluación de Validez Sintomática: pruebas de tareas de elección forzada  cuando el rendimiento se halla por debajo del esperado.

4.   Secuelas Psicológicas Asociadas: cuando el sujeto realiza una atribución de muchos síntomas psicológicos o actitudes que son atípicas a su déficit.

A pesar que muchos conceptos apuntan a que la simulación es una conducta humana encaminada a la obtención de un beneficio, algunos autores plantean  la existencia de un trasfondo anómalo o patológico en algunos casos.   De ahí que una búsqueda constante de la verdad y una activa desconfianza deben caracterizar el desempeño del perito en su labor pericial.

Esbec y Gómez, (1999), proponen algunos aspectos a tener en consideración:

1.   Descartar Patología, cuando en cuadro no encaja en la nosología. Para ello es necesario realizar:
a.   Anamnesis exhaustiva.
b.   Examen clínico meticuloso.
c.    Pruebas complementarias.

2.   Descartar Trastornos Facticios con síntomas psicológicos.

3.   Descartar factores de riesgo de simulación:
a.   Incentivo externo.
b.   Trastorno antisocial de la personalidad.
c.    Posibilidades de metasimulación.

4.   Detectar signos de sospecha, para ello es necesario la:
a.   Exploración clínica.
b.   Aplicación de pruebas complementarias.

5.   Abordaje directo del probable simulador:
a.   Confrontación.
b.   Confesión.


Los simuladores presentan síntomas subjetivos y vagos, pueden quejarse continuamente describiendo que los síntomas alteran su vida normal.  Suelen acudir a los mejores doctores, que en ocasiones suelen ser los más confiados y quizás los más fáciles de engañar, pagan de forma inmediata todas las visitas y exploraciones, incluso aunque sean excesivas, para impresionar a los médicos con su integridad. (Kaplan, 1998 citado por Figuerido, 2001).

En ocasiones algunos médicos o incluso abogados creen que pueden diagnosticar simulación, no se trata de un proceso simple, sino por el contrario requiere de una evaluación compleja del cliente, así como una vasta experiencia por parte de quien evalúa (Bronce, 1999).  A pesar que en la actualidad se siguen realizando reformas a los sistemas de procedimiento penal, el tema de la simulación no se ha logrado erradicar del ámbito de la psicopatología forense y, por el contrario, los casos que se presentan son cada vez más elaborados lo que requiere, para su detección un mejor entrenamiento, por parte del perito, así como un sólido bagaje teórico, en cuanto al tema de la psicopatología.
  
En la actualidad, a pesar de contar con técnicas de avanzada como es la neuroimagen, dichas técnicas aun se encuentran lejos de poder arrojar un diagnóstico diferencial entre la simulación y otras alteraciones cognitivas. De acuerdo con lo anterior y teniendo en cuenta que se carece de una prueba diagnóstica que confirmen, sin motivo a error la simulación de déficits cognitivos, el juicio clínico del experto, seguirá constituyéndose en la mejor herramienta.

Teniendo en cuenta la confluencia de factores propuestos como indicadores de sospecha de simulación, los diferentes autores coinciden en que el simulador siempre va estar motivado por un incentivo externo, en la gran mayoría de los casos de tipo económico.  Para ello, Delgado (2001) propone algunos elementos que deben estar presentes dentro de la metodología de intervención, al momento de establecer simulación de enfermedades psiquiátricas y describe como aspectos fundamentales:

-         Poseer sólidos conocimientos respecto a las enfermedades mentales.
-         Realizar una observación larga y sostenida del evaluado.
-         Paciencia y calma absoluta frente a la terquedad del simulador.
-         Estudiar detenidamente los antecedentes penales del sujeto, la naturaleza y detalles del delito que ha cometido.
-         Analizar las conductas y el estado del evaluado antes, durante y después del hecho.
-         Realizar una buena anamnesis y exploración clínica.

Para citar este escrito según normas APA:
AL. Rodríguez-Padilla. (11 de febrero de 2014).  La Simulación dentro del ámbito Forense: un aspecto que no se puede descuidar durante un peritaje [Mensaje en un blog].  Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.


Referencias

BRONCE, A. (1999). The Detection of Malingering and Deception.  www.masspsy.com/columnists/brown-9912.html

DELGADO, S. (2001).  Simulación en Psiquiatría Forense: el diagnóstico médico.  Santiago Delgado.  Lecciones de Medicina Legal.  Universidad Complutense de Madrid.  Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria. 

ESBEC, E. y GOMEZ-JARABO, G. (1999). Signos de sospecha en la simulación de los Trastornos Mentales. Revista Española de Psicología Forense, Psicología Forense y Criminología. Editorial Díaz de Santos, No. 8, 1999. Madrid.

FIGUERIDO, J. (2001).  Engaño, Enfermedades Autoinflingidas y Simulación.  Revista Salud Global. Año 1. Número 1.

GONZALEZ, J. (1991).  Simulación y Psicología Clinico-Forense. Revista de Medicina Legal de Costa Rica. 8 (2), 39-43.


MUÑOZ, J. y PAUL, N. (2001).  La Detección de los Posibles Casos de Simulación después de un Traumatismo Craneoencefálico.  Revista de Neurología, Vol. 32 (8): 773-778.

ROJO, J. (1999).  Interconsultas Psiquiátricas.  Editorial Biblio STM

TORRES, J. (2002).  El Estado Mental del Acusado (I): Psicopatología Forense. En M. Soria, Manual de Psicología Penal Forense. Barcelona: Atelier.

URRA, J. (1997).  Violencia. Memoria Amarga. Madrid:

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