Martha Stella Ospino-Rodríguez.
De acuerdo con el tipo de
maltrato, lo cual fue presentado en el escrito titulado “Maltrato
Infantil Intrafamiliar”, se presentan las consecuencias del mismo. De manera que a nivel somático por
negligencia o abandono se puede observar:
- Retraso
pondoestatural,
- Cronificación de
problemas por falta de tratamiento físico,
- Vitaminopatías,
- Eritemas de
pañal,
- Aplanamiento del
occipucio,
- Aparición de
ciertas enfermedades prevenibles mediante vacunación,
- Producción de
quemaduras y otras lesiones por accidentes familiares debidas a la falta
de supervisión
Por
maltrato físico se pueden presentar:
- Lesiones
cutáneas
- Quemaduras
- Lesiones bucales
(que pueden afectar la posición de los dientes)
- Lesiones óseas
(que pueden afectar el crecimiento y la movilidad articular),
- Lesiones
internas (traumatismos craneales y oculares) destacando las que producen
edemas cerebrales puesto que pueden tener secuelas neurológicas.
Los niños que sufren
maltrato psicológico desde la edad escolar son significativamente más propensos
a mostrar retrasos en el desarrollo cognitivo que los niños no maltratados. Según Ampudia (2009) este fracaso se ha
atribuido a la falta de estimulación y descalificación permanente de padres que
se preocupan en demasía por aspectos conductuales y de obediencia, en
detrimento de las necesidades exploratorias y de estimulación, necesarias para
el desarrollo normal.
Otras características que
pueden tener los niños que han sufrido de maltrato psicológico son:
- Se muestran más
impulsivos, menos creativos y más distraídos.
- Su persistencia
en las tareas de enseñanza-aprendizaje es menor.
- Son menos
hábiles para resolver problemas.
- Cuando llegan a
la edad escolar, alcanzan resultados más bajos en las pruebas del CI,
además de tener mal desempeño académico.
- Presentan
déficit en atención.
En cuanto al desarrollo del
lenguaje se ha observado que los niños maltratados físicamente no se
diferencian de los que no lo son en el lenguaje comprensivo pero si en el
productivo, hasta los 30 meses (Ampudia, 2009).
Los niños maltratados
presentan déficit en la expresión de verbalizaciones referentes a estados internos
(Ampudia, 2009 y Moreno y Rabazo, 2006) y la razón es muy sencilla, dado el
ambiente hostil en el que viven sus estados internos no son bien recibidos, por
lo que los niños deciden no expresarlos.
Otras de las consecuencias
del maltrato infantil en el área del lenguaje son: deficiencias importantes en la adquisición y
el desarrollo del lenguaje, dificultades en aplicación correcta del lenguaje
común de uso, incapacidad para abstraer y generalizar los conceptos,
vocabulario pobre, reducido y redundante, dificultad en la comprensión de
nociones abstractas, escaso lenguaje espontáneo, construcciones gramaticales
reiteradas y ausentes de nexos, imprecisiones articulatorias, atención
fluctuante, dispersa, inconstante y débil, limitado razonamiento lógico, lateralidad
mal definida confundiendo derecha – izquierda y la posición de los objetos
entre sí y con referencia al sujeto, lo cual deriva en realizaciones gráficas y
psicomotrices con una deficiente orientación y confusión espacial y temporal (Moreno y Rabazo, 2006). En resumen, los niños
maltratados presentan una pobreza lingüística a consecuencia de las
peculiaridades de cada una de las formas de maltrato y de la situación de
privación sociocultural y afectiva que sufren.
El área motora es el área
menos afectada en los niños maltratados, sin embargo se ha visto que estos
niños se muestran menos hábiles para el
uso de herramientas desde los 2 años de edad y aquellos niños que han
sufrido abandono físico muestran mayores dificultades para adquirir la
locomoción y déficit en motricidad fina.
En el área funcional
autónoma los niños maltratados
presentan apego ansioso, especial los que sufren abandono emocional (Ampudia,
2009, Mesa,Estrada,
Bahamón y Perea, 2009 y Moreno
y Rabazo, 2006); tienden a ser menos obedientes con sus padres y educadores, y
presentan menos estrategias de autocontrol (Ampudia, 2009). Los menores que presentan abandono físico
resultan especialmente dependientes de los educadores en tareas propias de la
nutrición que se lleva a cabo en el colegio.
Sin embargo, con los padres presentan un desempeño igual o superior a
los niños no maltratados (Ampudia, 2009).
En el área social y
consigo mismos los niños maltratados presentan más rabia, frustración y
conductas agresivas antes las dificultades, presentan problemas para relacionarse
con otros (incompetencia en el funcionamiento social), reacciones de
agresividad verbal y física, falta de identidad personal, inseguridad,
desvalorización, baja autoestima, actitudes defensivas, síntomas depresivos
(externalidad en la atribución de control y mayores índices de baja autoestima
y desesperanza al futuro), comportamientos sexuales precoces (frotamiento y
masturbación en presencia de otros niños), trastornos de alimentación,
conductas autolesivas, entre otras (Arruabarrena y Intebi, 2010,
Ampudia, 2009 y Moreno y Rabazo, 2006 y Vargas y Ramirez,
1999).
Ampudia (2009) presenta las diferencias en la autoestima
tanto cognitiva, emocionalmente y en el comportamiento de los niños con baja
autoestima, característica de los niños maltratados, y los niños con alta
autoestima, indicadores que deberá el evaluador tener presente con el fin de
detectar esta problemática.
Un niño con baja autoestima
|
Un niño con alta autoestima
|
Se
siente solo
|
Es
muy activo
|
Se
cree poca cosa o inferior a los demás
|
Está
lleno de energía y entusiasmo para hacer las cosas
|
Es
muy pasivo, espera que las cosas le sucedan
|
Tiene
confianza en lo que hace
|
Vive
aislado del grupo
|
Es
alegre y feliz
|
No
se interesa en nada
|
Busca
el éxito
|
No
puede resolver problemas
|
Es
capaz de resolver problemas
|
Como puede observarse las
consecuencias del maltrato infantil se presentan en todas las áreas de
desarrollo de los niños, por tanto la evaluación debe ser integral para lograr
establecer recomendaciones legales adecuadas y de intervención que modifiquen
la situación de los niños. En un próximo
escrito se hablará sobre el proceso de evaluación del maltrato infantil
intrafamiliar.
Para terminar se presenta el
efecto del estilo de relación ente los padres y su hijo o hija, en el
comportamiento y personalidad de los
niños (Vargas y Ramírez, 2009), que muestra cómo se asocia el tipo de disciplina impartido en el
hogar y la relación afectiva padres-hijos, ilustrando que la disciplina
restrictiva es más nociva que la permisiva y la relación afectiva mejor que la
distante; sin embargo esto no quiere decir que los hijos no requieran
establecimiento de límites y un ambiente de disciplina democrático.
Para
citar este escrito según normas APA:
MS. Ospino-Rodríguez. (21
de abril de 2014). Consecuencia del maltrato infantil intrafamiliar. [Mensaje en un blog]. Recuperado
de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.
REFERENCIAS
Ampudia, A.
(2009). Guía clínica para la evaluación y diagnóstico del maltrato infantil.
Méjico: Manual Moderno.
Arruabarrena, I. y Intebi, I. (2010).
Hablando de infancia… malos tratos
a la infancia. Gobierno de Cantabria,
Consejería de Empleo y Bienestar Social.
Mesa, A.M., Estrada, L.F. Bahamón, A.L., Perea, D. (2009).
Experiencias de maltrato infantil y transmisión intergeneracional de
patrones de apego madre-infante. Pensamiento Psicológico. 6(13), 127-151. Recuperado de www.redalyc.org.
Moreno, J.M. y Rabazo, M.J. (2006). Intervención psicopedagógica en niños
maltratados: Estimulación del lenguaje. Electronic Journal of Research in
Educational Psychology. 4(8),
155-175. Recuperado de www.redalyc.org.
Vargas, E. y Ramírez, C.
(1999). Maltrato infantil: cómo comprender y mejorar nuestra relación con los
niños. Colombia: Planeta.
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