Alexa Liliana Rodríguez-Padilla.
Las agresiones sexuales contra menores en Colombia
es un flagelo en ascenso, el cual no se detiene a pesar del aumento de las
penas. De acuerdo con las estadísticas del
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entre los años 2000 y
2010 se ha observado un aumento en el número de exámenes sexológicos realizados
a las presuntas víctimas de estos delitos.
Conocer el número real de los delitos
sexuales que tienen lugar en Colombia y en el resto del mundo es un
procedimiento sumamente difícil. Las cifras que suelen manejarse subestiman
significativamente la verdadera incidencia de tales delitos. No existe un dato exacto que permita establecer el número de
procesos penales en torno a los casos de delitos sexuales en el país. Dadas las
falencias en cuanto al uso sistemáticos de mecanismo de referenciación, que
permitan establecer con un grado de certeza el número de víctimas y agresores
sexuales en Colombia (Álvarez-Correa, Valencia y Parra, 2012).
Por tal
motivo, las cifras se aproximan a partir del número de exámenes sexológicos
realizados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de
Colombia y el número de denuncias presentadas, haciendo claridad que es posible
que se presenten varias víctimas en un mismo proceso, por una parte y que
algunas de éstas puedan ser falsas denuncias. No obstante, de acuerdo con los hallazgos en
la reciente investigación del Ministerio Público de Colombia 2012, el
incremento de los exámenes sexológico en el país es absoluto.
El año 2011 fue el
período donde se calculó la tasa más
alta en el último decenio, se practicaron 22.597 exámenes
sexológicos en presuntas víctimas de delitos sexuales, 11% más que en el 2010,
para una tasa nacional de
49 casos por 100.000 habitantes.
De los exámenes realizados, 72% presenta información de los hechos
relacionada con presunto abuso sexual y 1% con posible asalto sexual, y el 1%
no tenía información sobre el diagnóstico médico. En la última década, la cifra total de
exámenes sexológicos forenses aumentó, mientras que la distribución por sexo ha
permanecido idéntica en todo este tiempo;
84% de los exámenes se practicó a mujeres y 16% a hombres, en el año
2011 (Forensis, 2011).
Las ciudades de Colombia con mayor número de procesos, de
mayor a menor son: Bogotá, Medellín, Cali, Neiva y Pereira. Adicional a ello encontraron que el número de
casos en materia de delitos sexuales en Colombia, durante los últimos 10 años
se ha mantenido y no muestra tendencias a disminuir “nueve (9) de los diez (10) municipios con
mayor frecuencia de exámenes sexológicos observados en el año 2000 se repiten
en el 2010...” (Álvarez-Correa, Valencia y Parra, 2012). Los grupos etarios
más prevalentes en las víctimas de sexo masculino fueron los que abarcan la
niñez, con 94 %; y del sexo femenino, las niñas y adolescentes tempranas con 85%.
En cuanto al estado civil, el 68% de las personas examinadas eran solteras. El
33% de los casos estaba relacionado con circunstancias de violencia intrafamiliar.
En el 50%, el presunto agresor era un
familiar o conocido. El 85% ocurrió en el área urbana y 74% en la vivienda
(Forensis, 2011).
Bogotá, D.C., la ciudad capital de Colombia, ocupa el primer
puesto en materia de accesos carnales violentos con un 25.36% y, el segundo, en
actos sexuales abusivos con menor de 14 años.
Le sigue Barranquilla (Atlántico) con un 11.86% en acceso carnal violento
y el tercer puesto en actos abusivos; seguido de la ciudad de Tunja (Boyacá)
(Álvarez-Correa, Valencia y Parra, 2012).
De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Instituto
Nacional Penitenciario (INPEC) al 17 de agosto de 2012 existía: 2.252 hombres
condenados por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años, y 1.270
sindicados por el mismo delito. Condenados por el delito de acceso carnal o
actos sexuales abusivos con incapaz de resistir, 267 y 154 sindicados. Acceso
carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir, 101
condenados y 43 sindicados. Acceso carnal violento 2.023 condenados y 700
sindicados. Acto sexual violento, condenados 419 y sindicados 179, y actos
sexuales violentos con menor de 14 años 2.898 condenados y 711 sindicados. En
total se encuentra condenados por delitos sexuales siete mil novecientos
sesenta personas – hombres (7.960) y sindicados cuatro mil quinientos cincuenta
y siete personas – hombre (4.057) en Colombia a la fecha anteriormente
citada (Instituto Nacional Penitenciario
y Carcelario, 2012).
Los profesionales que
trabajan en el contexto legal con delincuentes sexuales se enfrentan con
frecuencia a una presión importante para que evalúen con precisión los niveles
de riesgo y muestren un proceso de toma de decisión lo más certero posible en
relación con el riesgo de reincidencia y peligrosidad (Craig, Beech, y
Browne, 2006). Un delincuente sexual que se valore como sujeto de alto riesgo
requerirá un control y una supervisión mucho más estricta que un sujeto que se
considere de bajo riesgo de reincidencia sexual. Por este motivo, una buena
predicción de la reincidencia sexual es necesaria para evitar futuras víctimas
y brindar elementos de ayuda a los jueces, al momento de emitir las sentencias.
Si bien es cierto que en Colombia durante los últimos diez
años se viene adelantando, desde una perspectiva institucional y jurídica,
significativos esfuerzos en relación con el tema de víctimas de delitos
sexuales, no sucede los mismo en relación con la investigación en torno al tema
de los agresores sexuales y menor aún en el desempeño judicial en relación con
esta temática, lo que conlleva a que las cifras de impunidad en materia de
delitos sexuales, aún sigue siendo alta.
En promedio, el 30.05% de las denuncias realizadas en materia de delitos
sexuales son archivadas (Álvarez-Correa, Valencia y Parra, 2012). Lo anterior sumado al número de hombres
condenados por delitos sexuales en Colombia, 7.960 en el año 2012, deja un
panorama preocupante en relación con el tema del manejo de delitos de índole
sexual.
Son muchas las investigaciones que se
han realizado en torno al tema de los agresores sexuales y la influencia
biológica sobre el comportamiento humano y como ésta afecta a la actividad
sexual, Marshal (2001) cita las de Money en 1995, Grubin y Manson en 1997,
Berlin y Meinecke en 1981, Meyer-Bahlburg, Nat, Boon, Sharma y Edwards en 1974.
Estas
investigaciones establecen que el impulso sexual y la tendencia a la agresión
tienen su correlato en las mismas áreas del cerebro, así como el sistema
hormonal que activa el impulso sexual juega un papel importante en la
agresión. Otros estudios sugieren que el
bajo rendimiento en pruebas de inteligencia, en hombres violentos, está
acompañado por déficits en las funciones ejecutivas.
Los hallazgos
reportados por las neurociencias en los últimos años muestran cómo los sujetos
con afectación de los sistemas emocionales presentan un bajo desempeño en el
ejecutivo central, principalmente, en la toma de decisiones y en la resolución de problemas (Derryberry y
Reed, 2002; Eysenck, Derakshan, Santos y Calvo, 2007) situación que de
evidenciarse en los agresores sexuales, cambiaría inevitablemente la
perspectiva que se tiene en relación con los programas de reinserción social de
los agresores sexuales, y a su vez, se traduciría en un cambio en los modelos
empleados para la prevención del delito, su intervención y el tratamiento
penitenciario, así como en una mirada diferente del fenómeno.
Conocer el perfil cognitivo de los
agresores sexuales desde el punto de vista de las neurociencias proporciona información
importante acerca de sus pensamientos, comportamientos y actitudes más
habituales que ayudarán a una mejor comprensión de los motivos que les han
llevado a cometer este tipo de delitos y a predecir el comportamiento futuro de
una persona en circunstancias similares. Los posibles hallazgos de investigaciones
en este sentido podrían ofrecer orientaciones para mejorar los programas de
prevención y tratamiento dirigidos a esta problemática humana y social, que
pareciera no tener final.
Para citar este escrito según normas APA:
AL. Rodríguez-Padilla. (10 de marzo de 2014). Agresores Sexuales: ¿se podrá detener éste flagelo?. [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.
REFERENCIAS
Álvarez-Correa, M. A., Valencia, O.L. y Parra, S.
(2012). Dígame ¿Por Qué? Ministerio Público de Colombia.
Craig, L.A.,
Browne, K.D., Beech, A. y Stringer, I.A.N. (2006). Differences in personality and risk characteristics in sex, violent and
general offenders. Crime,
Behaviour and Mental Health, 16,183-194.
Derryberry, D. y Reed, M.
A. (2002).Anxiety-related attentional biases and their regulation by
attentional control. Journal of Abnormal
Psychology, 111(2), 225-236
Eysenck,
M. W., Derakshan, N., Santos, R., & Calvo, M. G. (2007). Anxiety and Cognitive Performance: Attentional Control
Theory. Emotion, 7(2), 336-353.
Forensis (2011). Descripción
Epidemiológica de los exámenes sexológicos Forense, Colombia 2011. Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Instituto Nacional Penitenciario de Colombia. (2012). Estadísticas.
Recuperado de www.inpec.gov.co.
Marshall, W. (2001). Agresores Sexuales: Estudios sobre Violencia. España: Editorial Ariel.
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