Alexa Liliana Rodríguez-Padilla.
Dentro del ámbito de la
Psicología Forense se encuentra el área del peritaje, en donde el psicólogo
realiza valoraciones mentales dentro del contexto jurídico, bien sea desde el
área del Derecho Penal, Civil, Laboral o Familiar. En términos generales, tanto el campo de la
Psicología como de la Psiquiatría Forense se ha dedicado a realizar dictámenes,
desde el aspecto de las interconsultas, para determinar el estado psicológico,
psiquiátrico o neurológico de un sujeto, o bien, para la aplicación de pruebas psicológicas
con fines judiciales.
Entre los peritajes psicológicos
en Derecho Penal se encuentra el procedimiento denominado Autopsia Psicológica,
el cual consiste en la recolección de datos del occiso que permite reconstruir
su perfil psicológico y el estado mental antes del deceso. Esta herramienta la cual resulta poco
conocida en algunos países de Latinoamérica, se constituye en un excelente
medio probatorio en los casos de investigación criminal en donde no existe
claridad respecto a la manera de muerte.
El esclarecimiento de los hechos en un caso de muerte dudosa en la que
la escena del crimen no es clara, el cadáver posee lesiones que no concuerdan
con la versión de los hechos o simplemente cuando los familiares o conocidos de
la víctima no se explican la posibilidad de un suicidio, emplear el
procedimiento de Autopsia Psicológica es el mecanismo más idóneo para ayudar en
el esclarecimiento de los hechos.
En los casos de muerte dudosa la
Psicología tiene mucho que aportar, ante un comportamiento o hecho que
eventualmente no tienen una explicación clara pero que podría llegar a tenerla
si se estudian minuciosamente lo hechos antecedentes y consecuentes a lo
sucedido, se podría inferir comportamientos o acciones llevadas a cabo bajo
condiciones únicas y especiales que llevaron a la consecución de los hechos,
por ejemplo, en el caso de los suicidas.
Desde una perspectiva psicológica
se considera que un hecho por más espontáneo o inesperado que resulte y que
comprometa la vida de un ser humano, siempre tendrá una razón para ser
explicado, de igual forma que las conductas o comportamientos. Estando la psicología en la capacidad de
analizar la influencia de dichos factores en el comportamiento humano.
Si bien es cierto que el tema de
la Autopsia Psicológica no resulta un tema muy difundido, se han realizado
numerosos estudios en los casos de suicidio o en investigaciones de homicidio,
empleando el protocolo de Autopsia Psicológica, el cual en un inicio se trataba
de una entrevista semiestructurada a personas que conocieron de cerca a la
víctima con el fin de realizar una reconstrucción de su estado mental
premorten.
Con el transcurrir de los años se
ha ido modificado los protocolos de conducción de la técnica llegando a modelos
más estructurados de pregunta cerrada, tales como el MAPI, el cual busca entre
otros aspectos corregir los sesgos en la interpretación y que un tercero
pudiera reevaluar el procedimiento que otra persona hubiese hecho
previamente. Sin embargo, dicho modelo
ha sido creado en un contexto específico para una población específica como es
la Cubana y se dejan de lado algunos aspectos que resultan preponderantes al
momento de indagar casos de muerte dudosa.
El empleo de la Autopsia
Psicológica como técnica en el área de la Psicología Forense se ha visto
limitada por varias razones; una de ellas la falta de especialización a nivel
teórico y metodológico del psicólogo en esta área, así como la ausencia de
instrumentos validados que permitan esclarecer de manera confiable los casos de
muerte dudosa. En países como EE.UU. hablar de Autopsia Psicológica no es algo
novedoso, ya que desde los años 50 se ha estado utilizando. Sin embargo, en países Latinoamericanos
existen pocos escritos que definan y expliquen dicho procedimiento.
La Autopsia Psicológica es una
técnica compleja con la cual cuentan sólo algunos países desarrollados; en
dicha técnica el estudio de las muertes equívocas exige un alto nivel
científico, por tal motivo, tenerlas a nuestra disposición posibilita un avance
importante en el aumento de la calidad científico-técnica y la profesionalidad
de la investigación criminal.
La Psicología forense enfrenta a
menudo tareas difíciles tales como determinar el estado mental de un acusado en
el momento de los hechos, peor aún,
cuando ha transcurrido algún tiempo desde el momento de su ocurrencia. En ocasiones, la labor del perito psicólogo
se vuelve más compleja cuando se trata de determinar el estado mental de una
persona ya fallecida en el momento de su muerte.
Aunque la aplicación de la
Autopsia Psicológica se hace de acuerdo a la legislación de cada país, cada
equipo de trabajo decide la forma de proceder en la etapa de la recolección de
datos. Annon (1995) y Young (1992),
plantean que uno de los serios problemas a los que se ve enfrentado el
Protocolo de Autopsia Psicológica (PAP) es la falta de estandarización, pues
cada persona o equipo que lo aplica tiene un estilo diferente y particular de
realizarlo, lo cual afecta, según estos autores, notablemente los índices de
validez del procedimiento. Es decir, no existe un modelo estructurado y
sistematizado que disminuya el margen de sesgo.
Uno de los países de habla
hispana con mayor trayectoria en el tema de Autopsia Psicológica son Argentina
y Cuba. A partir de múltiples revisiones
de los modelos, escalas, guías y formularios encontrados en la literatura
especializada Cuba ha creado su propio modelo al cual inicialmente denominaron
MAP (Modelo de Autopsia Psicológica); a medida que incorporaron otros ítems
durante la validación, de dicho modelo, en víctimas de suicidio, homicidio y
accidente, lo han perfeccionado hasta llegar al que actualmente utilizan, el
MAPI (Modelo de Autopsia Psicológica Integrado).
El formato del instrumento está
diseñado de tal manera que la información se recoge a través de una entrevista
individual semiestructurada que se realizará a los familiares, amigos o
personas que conocieron de cerca a la víctima, el tipo de pregunta es abierta
para garantizar un estilo narrativo en el entrevistado y profundizar en cada
una de las áreas. Los ejes seleccionados
se desarrollan desde los datos personales del occiso, detalles de la muerte,
historia de su vida a través de documentos y la reconstrucción retrospectiva de
la personalidad y conductas sociales.
Además del impacto y las recomendaciones de prevención que realiza la
familia del occiso frente al hecho. Toda
esta información se registra con el fin de corroborar los datos obtenidos
durante la investigación y hacer una aproximación más precisa del perfil
psicológico del finado.
Diseñar instrumentos únicos,
estructurados y completos que permitan una detallada reconstrucción del perfil
psicológico del occiso, así como de su condición y comportamiento social, con
el fin de esclarecer el modo de su muerte, contribuye al avance de la
Psicología Forense.
Para citar este escrito según normas APA:
AL. Rodríguez-Padilla. (11 de
enero de 2014). La autopsia psicológica
como técnica pericial en el ámbito forense [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://psicojuridicaforense.blogspot.com/.
REFERENCIAS
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Ebert, B. (1991). Guide to Conducting a Psichological
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